En vista de que Jesús ha ido delante de nosotros, las cosas no permanecen como si Él nunca hubiese pasado por aquel camino. Él ha vencido a todos los enemigos que obstruían el camino.
Levántate ahora, y toma ánimo, oh tú, guerrero miedoso. Cristo no sólo ha recorrido el camino, sino ha matado a tus enemigos.
¿Tienes miedo del pecado? Él lo clavó en Su cruz. ¿Temes a la muerte? Él ha sido la muerte de la Muerte. ¿Tienes miedo del infierno? Él ha prohibido el acceso a todos Sus hijos; ellos nunca verán el abismo de la perdición.
Sea cual sea el enemigo del cristiano, ya ha sido vencido. Hay leones, pero sus dientes están rotos; hay serpientes, pero sus colmillos han sido sacados; hay ríos, pero puentes han sido tendidos, o son vadeables; hay llamas, pero tenemos un incomparable vestido que nos hace invulnerables al fuego.
La espada que haya sido forjada contra nosotros ya está embotada; los instrumentos de guerra que el enemigo está preparando, ya han perdido su eficacia. En la persona de Cristo, Dios ha quitado todo el poder a cualquier cosa que pueda hacernos daño.
Siendo esto así, el ejército puede marchar seguro, y tú puedes seguir tu camino con gozo, pues todos los enemigos fueron vencidos de antemano. Lo único que tienes que hacer es marchar y tomar la presa. Tus enemigos están abatidos, están vencidos: todo lo que tienes que hacer es dividir el despojo.
Es cierto que tendrás frecuentemente que entrar en combate; pero la lucha será con un enemigo vencido. Su cabeza está rota: puede tratar de herirte, pero su fuerza no será suficiente para completar sus maliciosos designios.
Tu victoria será fácil, y tu tesoro estará más allá de toda cuenta.
Proclama en alto las hazañas del Salvador,
Su nombre es Maravilloso Vencedor;
Dulce nombre que le conviene perfectamente,
Al que conquista tierra, pecado, muerte e infierno.
-Del libro Mañana y Tarde por Charles Spurgeon
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