Cuando alguien Cae en Pecado
Si has estado en el ministerio mucho tiempo, te das cuenta que no es tan importante si alguien va a caer en pecado sino cuando ya cae en pecado. Como líderes espirituales, ¿cómo reaccionamos? Y ¿qué hacemos cuando alguien cae en pecado?” Obviamente cada situación es diferente y solo Dios te puede dar la respuesta y gracia para ayudar, pero quisiera presentarte algunas ideas de cómo trabajar con los que caen en pecado.
1 Amarles
- Dios es un Dios perdonador y con más amor de lo que podemos entender.
- Recordemos la parábola donde Cristo enseñaba sobre el hombre que fue perdonado en mucho, más él no quiso perdonar a otro, sino que lo condenó (Mateo 18:21-35). Como Dios nos perdonó y sigue amando, así también debemos hacer con los demás.
- Normalmente, si la persona sabe que le amas, estará dispuesta a dejarse ayudar.
2 No ignorar la situación
- Si el problema lo escondo o barro debajo de la alfombra no lo estaré solucionando sino postergándolo, la única manera de solucionarlo es enfrentándolo.
- Es necesario decirles que si ellos mienten, no habrá solución posible.
- El confrontar a la persona y juzgar el pecado no significa destruir a la persona sino mostrarle que deseas que lo arregle para el bien de la persona y de la iglesia.
3 Diles que les quieres ayudar, restaurar
- Gálatas 6 nos enseña a restaurar… Con espíritu de mansedumbre. Considerándote a ti mismo hazlo como si fueras tú la persona que cayó.
- Como obrero, si la persona quiere arreglar la situación, debes estar dispuesto a ayudarle. No hay pecado demasiado grande que Dios no pueda perdonar.
- Si esa persona fuera tu hijo, tu hermano o tu padre, estarías dispuesto ayudarlo. Pablo dijo a Timoteo que debe tratar a los hombres como a su padre o hermano y a las mujeres como a su madre o hermana. En sí, los creyentes en la iglesia son parte de tu familia, entonces ayúdales.
- Date cuenta que en algunas situaciones, podrías tú, como líder, estar en falta:
Si viste por mucho tiempo a dos hermanos de distinto sexo, que no son esposos, pasar mucho tiempo juntos y no advertiste esa situación, probablemente si hubieras prestado mayor atención podrías haber ayudado y evitado el problema posterior. Si pusiste como tesorero o le pediste a un hermano que tomara o contara la ofrenda, cuando aún no estaba preparado para hacerlo, probablemente si hubieras prestado mayor atención podrías haber evitado el robo. Si pusiste a un hermano recién convertido a servir como maestro de una clase u obrero, cuando aún no estaba preparado para hacerlo, probablemente si hubieras evitado este hecho, podrías haber ayudado y evitado la situación posterior.
- Por tanto, es necesario siempre hacernos la pregunta: ¿Es un líder maduro que asume su responsabilidad y se da cuenta que Dios le puso donde está para ayudar a la gente?
4 Establecer los pasos a seguir para la restauración
- Si fue un pecado público, lo tendrá que confesar públicamente el nombre de la iglesia, familia, y persona están en riesgo. Si otros conocen el hecho, deberá ser públicamente confrontado.
- Si fue en privado, manéjalo en privado. La meta no es esconderlo sin tomar la lección del salmista David de “no anunciarlo en Gat” (II Samuel 1:20). Anunciar o hacer que la persona confiese delante de la iglesia algo que nadie sabe, puede lastimar más que ayudar. Probablemente, sería de más ayuda resolver la situación en privado y no públicamente. Mateo 18 habla de que debemos hablar directamente con la persona a solas, luego con dos o tres testigos, finalmente delante de la iglesia. Hacemos daño no seguimos el patrón bíblico.
- Si la persona confiesa su pecado delante de la iglesia, estate a su lado y comprométete ante la iglesia de que vas a ayudar a esa persona. La confesión delante de la congregación puede ser una oportunidad de pedirles que oren por la persona en vez de chismear de ella, que sepan que todos están aptos para ser tentados y que no pueden jugar con el pecado y no salir lastimados.
- Asegúrate que la persona sepa que el pecado fue un progreso de alejamiento de Dios, no simplemente una acción espontánea.
- Dale a memorizar y estudiar pasajes de la Biblia (Salmo 32, 51; Colosenses 3; Romanos 6; Salmo 15). Cuando lo tiene memorizado, te lo debe presentar. Memorizar la Biblia no es un castigo, es algo que le servirá en esa situación y en el futuro.
- En el tiempo adecuado, es bueno volver a hablar con la persona y avisarle o animarle que ya está restaurado (no es mala idea avisarle a la iglesia también).
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