Todos Son Voluntarios
Para un obrero de Dios, una de sus preocupaciones es “¿quién me va a ayudar? Todos queremos ayuda en el ministerio donde estamos sirviendo y anhelamos el día en que podamos tener una secretaria, asistentes y otros ayudándonos para hacer más ministerio.
Antes yo diferenciaba o categorizaba a la gente involucrada en el ministerio como voluntarios o personal/ empleados (gente pagada para hacer el trabajo). Mi pensamiento era que la gente pagada (como secretaria, asistente, etc.) si o si tenía que hacer el trabajo y los “voluntarios” ayudaban si querían y no ayudaban si no querían. Pero estoy convencido ahora que todos son voluntarios – los que reciben sueldo o no. Quiero presentarte algunas ideas y hacerte pensar… y creo que al final estarás de acuerdo conmigo que todos son voluntarios.
Todos trabajamos porque queremos, porque nos gusta. Gracias a Dios que las iglesias pueden crecer para estar en condiciones, para tener personas trabajando con sueldo, pero la franca verdad es que, si esperamos hasta el momento en que haya gente trabajando con sueldo, quizá pase mucho tiempo. Pero para serte honesto, aun la gente que recibe sueldo está trabajando porque quiere, no porque se le paga para hacerlo.
Cuando realmente entiendo esto, me va a ayudar a saber que tengo que animar a la persona en vez de mandarla. Nadie hace todo como el otro quiere o espera, pero antes de enojarnos es importante que recordemos que es un voluntario.
Ponte en los zapatos de un voluntario. Estás haciendo algo porque amas a Dios y viene otra persona y te dice, “no lo hagas así” o “donde estabas tal día”, etc… ¿no responderías en tu mente diciendo, “yo hago lo que hago porque quiero y si no te gusta búscate a alguien más”? Aun la persona que recibe sueldo de la iglesia igual es un voluntario porque lo que él/ella hace es porque lo quiere hacer, no porque se le pague para hacerlo.
Si tratamos a todos como voluntarios, quizá habría más ganas o más personas trabajando. Nuestro gran problema siempre es, “no hay obreros”. Aunque sí es un problema, podría ser menos problema si aprenderíamos a tratar a todos con aprecio y agradecimiento en vez de mandarles a que hagan mejor en su área. Nadie en el trabajo quiere un patrón que sea mandón o ingrato… y tampoco nadie quiere en la iglesia a alguien que mande o que no aprecie su trabajo.
Que Dios nos ayude a recodar como obreros que debemos animar mucho más a otros y no mandar tanto. Ciertamente habría más obreros o durarían más tiempo si les tratamos como voluntarios y les amamos y agradecemos.
Trabajando en la Obra
La obra del Señor es la obra más importante en el mundo. Sin duda hay varios elementos muy importantes en la obra del Señor, pero creo que podemos resumir todo, en una palabra – “amor”. Si vamos a trabajar en la obra del Señor, es necesario que tengamos amor, pero específicamente que tengamos amor en las siguientes áreas:
1 Es necesario tener amor por el Señor
Si vamos a trabajar en la obra del Señor, principalmente tenemos que amar al Señor de la obra. Aunque sabemos esto, es muy fácil estar tan ocupados que casi no tenemos tiempo para leer la Biblia. Soy culpable de tener llena la lista de actividades para el día, para salir temprano y regresar tarde, no hay mucho tiempo para estar a solas con Dios. Todos estamos de acuerdo que debemos amar a Dios, pero si ni pasamos tiempo con Él, no le estamos amando. El pastor debe visitar, organizar, estudiar, preparar y mucho más, pero su llamado principal es amar Al que le llamó y le puso en el ministerio.
Cuando Jesús fue interrogado acerca de cuál era el mandamiento más importante, respondió diciendo: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente” (Mateo 22:37). Cristo concluyó diciendo que el hombre debe amar a su prójimo como a sí mismo, pero era obvio que lo más importante de todo es el amar a Dios.
En Juan 21:15-17 después que Cristo resucitó, buscó a Pedro, el discípulo que le negó y le hizo una pregunta interesante – “¿me amas?”. Muy poco tiempo después de esto, Pedro predicó (Hechos 2) y tres mil almas fueron salvas. Fíjate que antes de que Pedro fuese usado por Dios en semejante manera, era necesario verificar si verdaderamente amaba primero a Su Salvador. El ministerio avanza y es firme cuando tenemos el amor en el lugar correcto – hacia nuestro Señor.
Habrá momentos en la vida de cada obrero de Dios cuando no quiera continuar, cuando se canse, cuando se sienta usado, criticado, etc. Lo que nos va a dar fuerza para continuar en la obra es nuestro amor para el Señor. El amor para el Señor y Salvador es lo más importante.
2 Es necesario tener amor por la Palabra de Dios
En cada trabajo, hay un manual para seguir o una herramienta importantísima para usar, asimismo el obrero de Dios tiene la Palabra de Dios para seguir, obedecer y crecer. Obviamente tenemos que predicar, usar y leer la Biblia, pero sobre todo tenemos que aprender a amarla. Sin la Palabra de Dios, no tendríamos el Evangelio y sin el Evangelio no habría esperanza. El mundo necesita Su Palabra, la iglesia necesita Su Palabra, pero, sobre todo, el mismo obrero de Dios necesita Su Palabra. Necesitamos un amor por la Palabra para saber cómo ser buenos padres, como ser buenos individuos y como ser buenos obreros en la obra de Dios.
3 Es necesario tener amor por las criaturas de Dios
Dios es el Creador, el mundo es su Creación y los seres humanos somos sus Criaturas. Cada ser humano es una criatura de Dios, pero recién cuando uno acepta a Cristo viene a ser hijo de Dios. Nosotros que somos hijos de Dios debemos desear que las criaturas de Dios lleguen a ser hijos de Dios. Pablo expresaba en Romanos 9:1-3 y 10:1 que su anhelo por sus hermanos según la carne (judíos que estaban sin Cristo) era que conocieran a Cristo, puesto que tuvo amor por ellos.
Para servir a Dios, es necesario amar y ministrar a la gente como Jesús mismo nos enseñó por su ejemplo. Debemos aprender a ver a la gente como nuestro Salvador la ve:
- En Juan 4:9, Cristo cruzó las barreras raciales para hablar con una persona.
- En Lucas 7:37-39 vino una mujer que fue pecadora, pero el Señor la recibió y no la echó.
- Zaqueo cobraba impuestos, Pedro blasfemaba y negaba a Cristo, … pero Jesús los vio de manera diferente.
Que Dios nos ayude a ver que los mayores problemas que tiene la gente son espirituales y no tanto económicos, familiares, etc. Que amemos a los salvos y a los no salvos… y que nuestro amor por los no salvos nos empuje a hablarles del Rey de reyes y Señor de señores.
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