Aprovechando lo que tengo
Hace un tiempo pasamos por una tormenta de viento y lluvia. La lluvia fue tan fuerte que rompió el cable de luz que conectaba la electricidad a mi casa. Casi tres días estuvimos sin luz, sin calefacción, sin agua caliente y sin otras cosas que funcionan a electricidad. Después de no tener luz por tres días, nos dimos cuenta de cuan necesaria es y aún cuan privilegiado es uno por tener electricidad. Cuando finalmente se arregló la conexión, oramos con mi esposa e hijos agradeciendo a Dios por la electricidad. Casi nunca oramos agradeciendo a Dios por la electricidad, pero cuando nos faltó nos dimos cuenta de cuan necesaria es. Hay muchas otras cosas en la vida que realmente no sabemos aprovechar hasta que nos faltan. La idea de este parte es que tú, lector, puedes pensar y estar agradecido con lo que tienes… y usarlo para bien mientras lo tienes. Recordemos que nuestro Dios nos dijo: estad “contentos con lo que tenéis ahora” (Hebreos 13:5). Nos acostumbramos a pensar en lo que no tenemos en vez de aprovechar lo que si tenemos. Veamos algunas cosas que si tenemos y como las podemos aprovechar:
- Tiempo
Todos tenemos 24 horas en el día en las cuales debemos cumplir con deberes, por lo tanto, necesitamos aprovechar el día y la vida que Dios nos dio. Dios manda a cada hijo suyo a aprovechar bien el tiempo (Efesios 5:16). Por lo tanto, aprovechemos el verano para caminar, aprovechemos el invierno para tomar un té caliente en el sofá, aprovechemos la juventud para estar activos, aprovechemos el tiempo para leer, ir a la iglesia, animar a otros, visitar amigos y disfrutar cada día que Dios nos da.
- Familia
Los padres deben disfrutar de sus hijos mientras conviven, cada hijo debe disfrutar a sus padres mientras estén vivos, cada matrimonio debe disfrutar el estar con su cónyuge y cada persona debe disfrutar de sus hermanos, tíos, primos y abuelos. Hace un tiempo escuché de una persona que tras pelear con su ser querido, salió de su casa, más en el trascurso del día falleció en un accidente automovilístico. ¡Qué horrible! Ni lo podemos imaginar. Todos sabemos que un día los hijos van a salir de la casa, los padres, cónyuges u otros parientes van a morir, pero nunca pensamos que podría ser hoy su último día. He predicado en situaciones en las cuales los parientes lloraban pidiendo un día más, pero ya es tarde. Que Dios nos ayude a todos a darnos cuenta y aprovechar y amar a la familia que Dios nos dio. Escribe una carta de agradecimiento, aparta un día para ir a pasear y tomar fotos, sal a comer en un restaurant, toma vacaciones o lo que sea, pero aprovecha y agradece a Dios por la familia que Él te dio.
- Bendiciones
Santiago 1:17 nos enseña que “toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre”. Dios nos da todo lo que tenemos – lo espiritual y lo material. Cada talento, cada oportunidad, cada posesión y cada respiro vienen de Dios. La razón por la cual oramos es para reconocer quien es el que nos da y la razón por la cual damos es porque Dios nos da todo. Él nos da bendiciones en esta vida para que le agradezcamos, no para que quitemos nuestros ojos de Él y los pongamos en lo material. Si recordamos quien nos provee las bendiciones, podemos aprovecharlas mucho más. En vez de pensar en lo que no tenemos debemos estar agradecidos y aprovechar lo que si tenemos. Que Dios nos enseñe a estar contentos, agradecidos y a aprovechar lo que nos dio. En vez de mirar lo que no tenemos, seamos sabios y démonos cuenta de lo que tenemos ahora para aprovecharlo. Cuando se habla de la actitud, uno debe aprender a adaptarse.
Adaptándonos
Un gran problema en el ministerio para el obrero de Dios es el aprender a adaptarse al lugar donde trabaja. Por mucho tiempo pensé que esta verdad era solo para los misioneros extranjeros quienes tenían que aprender a adaptarse a un nuevo idioma, nueva cultura y costumbres, pero he ido aprendiendo que todos los obreros de Dios tienen que aprender a “adaptarse”. El adaptarse no sólo es para el que aprende un idioma nuevo o el que va a otro país, el adaptarse es aún para el obrero de Dios que trabaja en su propio país. En el mundo en que vivimos hay diferencias entre la gente del campo y gente de la ciudad, gente de nivel económico alto y bajo, gente que le gusta deportes distintos, gente que tiene diferencias en la política, religión, trabajo, etc. Cuando un obrero de Dios quiere trabajar con gente tiene que aprender a adaptarse a las personas y situaciones en donde está trabajando. Aun cuando la gente con quien el obrero esté trabajando sean sus paisanos o aun su familia, las opiniones y manera de pensar pueden ser muy distintas a lo que piensa y opina el obrero de Dios. Por ninguna razón el obrero de Dios debe dejar de predicar la Biblia, ya que la mayoría de las diferencias que tenemos con otros no tienen nada que ver con la Biblia. La manera
en que fui criado, la manera en que pienso de la política, del trabajo o veo la situación en la sociedad no es la única manera de pensar. Hay cosas que todos debemos aprender para adaptarnos y amar mejor y ganar a la gente con quien Dios nos puso:
- Somos ciudadanos del cielo
Si el obrero de Dios es de otro país, es importante que recuerde que la patria celestial es más importante que su patria terrenal. Dios nos puso donde estamos por una razón y el frustrarnos o pensar así no lo hacen “en mi país”, no nos va a ayudar en nada. Pablo era judío que trabajaba con gentiles, pero se adaptaba y les amaba. Pablo no cambiaba la Biblia, pero se hizo como uno de ellos para ganarles. Pablo se preocupó en su ciudadanía celestial mucho más que su ciudadanía terrenal. Aún en el libro de Gálatas, cuando Pedro quiso portarse como judío y gentil al mismo tiempo, Pablo se enojó y le confronto. Filipenses 3:20 nos recuerda: “Mas nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo;” Somos sabios si ocupamos nuestro tiempo en preocuparnos un poco más por nuestra patria celestial y no tanto por nuestra patria terrenal.
- Debo cuidarme de no ofender a mi hermano débil
Pablo mencionó en I Corintios 8:7-13 y Romanos 12:21 que si comer carne ofendía a su hermano, no lo haría. No había nada de malo en comer carne y podría haber dicho, “Ustedes no saben nada”, pero no quería ofender o ser de obstáculo a otro hijo de Dios. Hay situaciones en las que, como obrero de Dios, pensamos distinto o vemos que lo que dice la otra persona no tiene sentido, más es mucho mejor no hablar, no ofender, ni ser de obstáculo a nuestro hermano en Cristo. ¿Es realmente importante qué equipo va a ganar o qué plan político es más viable si con eso ofendo a mi hermano? ¿Es realmente importante opinar sobre la manera en que se resolvió una situación en la iglesia donde te criaste, si al final tu hermano se ofende? Si tomamos la actitud de Pablo y buscamos edificar a nuestro hermano en lugar de ofenderle, vamos a ayudar a más personas. Mi opinión no tendrá importancia si con ella ofendo a mi hermano.
- Ser uno de ellos
Si el obrero de Dios se va a adaptar a la situación o la gente, debe ser uno de ellos. Pero, en cambio, muchas veces tenemos la actitud de “ni loco, voy a ser como ellos porque yo soy quien soy”. Más si el hablar como ellos, pensar como ellos, comer como ellos y hacer las actividades de ellos me va a ayudar a ganarles, obviamente cuando no sea contrario a la Biblia, debo hacerlo. Aunque Cristo es Dios, fue tan judío que parecía ser uno de ellos. Hudson Taylor fue en contra de su cultura y costumbres inglesas para ser chino y ganar a los chinos. Pablo dijo que sería judío a los judíos o sin ley a los sin ley para ganarles (I Corintios 9:20). El obrero de Dios debe adaptarse lo mejor posible para amar y ganar a las personas con quienes está trabajando. La generosidad también tiene mucho que ver con nuestra actitud.
La Generosidad
La naturaleza humana es automáticamente egoísta – “todo para mí”. La Biblia nos enseña algo totalmente diferente, Dios quiere que demos preferencia a otros (Romanos 12:10), Dios quiere que demos cuando hay una necesidad (I Juan 3:17) y que estimemos a otros superiores que a nosotros mismos (Filipenses 2:3). La ideología Bíblica es totalmente diferente de lo que pensamos o aún muchas veces de lo que vivimos. Desde chicos aprendemos a decir “mío” y a cuidarnos a nosotros mismos. Esta actitud después continua en la adolescencia, juventud, edad adulta y lamentablemente ha entrado en el ministerio.
Como obreros Cristianos, tenemos que cambiar esto, necesitamos aprender a ser generosos.
- Se generoso con tus palabras
A veces creemos que nuestras palabras o gestos amables deben ser solo para unas pocas personas, cuando, por lo contrario, el obrero de Dios debe usarlas para con todos. Todos quieren recibir palabras y gestos amables, y debe ser una meta del obrero de Dios asegurarse que otros las reciban. Decir palabras como “gracias”, “muy amable”, “eres importante”, “no lo podía haber hecho sin tu ayuda”, etc. deben ser palabras dichas en cada oportunidad. Las palabras no cuestan, entonces seremos sabios si las usamos diariamente. El obrero de Dios debe entender que sus palabras pueden dar ánimo, ayuda, consolación o la fuerza que una persona necesita para continuar. Como dice en Proverbios 10:21, “Los labios del justo alimentan a muchos”.
- Se generoso con tu dinero
Aunque no es la única área en la que debemos ser generosos, es la más obvia. Dios ama al dador alegre (II Corintios 9:7) y es mejor dar que recibir (Hechos 20:35). La Biblia enseña que somos mayordomos y administradores (II Corintios 4:1-2) y un mayordomo y administrador normalmente maneja el dinero de otro. Como mayordomos de Dios, estamos administrando lo que él nos da – y muchas veces no nos da para guardarlo en nuestro bolsillo, sino para usarlo y para ser de bendición a otro. Proverbios 11:24 Hay quienes reparten, y les es añadido más; Y hay quienes retienen más de lo que es justo, pero vienen a pobreza. Vs. 25 El alma generosa será prosperada; Y el que saciare, él también será saciado.”
- Se Generoso con tu amor
Decir “te quiero”, dar un abrazo o mostrar afecto (obviamente con respeto y discreción), no muestra debilidad sino que puede ser muy importante para el obrero de Dios. Hay quienes pasan la vida entera sin escuchar de sus padres, cónyuge, hijos o personas importantes en su vida decir “te quiero” o “te amo”. Un obrero de Dios debe poder mostrar amor correctamente, sabiendo que puede ser de ánimo y ayuda a otros. No son palabras o gestos que nadie debe decir o mostrar, sino que seremos más generosos si mostramos afecto. La vida es como una inversión, y cuando somos generosos estamos invirtiendo bien. Que Dios nos ayude a ser obreros generosos y no obreros tacaños. Hay una sola vida en que se puede usar las palabras, dinero y amor, y el obrero de Dios debe usarlos generosamente.
Del libro La Quimica del Ministerio
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