Hace un tiempo, mi familia y yo tuvimos la inesperada e indeseada experiencia de ser asaltados. Entraron dos chicos con pistolas y nos mantuvieron en el piso mientras se llevaban nuestro dinero, computadoras, joyas y todo de valor. Sin duda, Dios nos protegió en ese momento indeseado, y a pesar de perder muchas cosas materiales, aprendimos grandes lecciones. Esas lecciones son las que quisiera compartir ahora con mis amigos y colaboradores en la Obra del Señor.
Dar gracias por la familia en Cristo
Por todo el capítulo 16 de Romanos vemos que dice “Saludad” Vs. 3, 5 (2veces), 6, 7, 8, 9, 10 (2veces), 11 (2veces), 12 (2veces), 13, 14, 15 y 16 y también dice “Os Saludan” – vs. 16, 21, 22 y 23. Parece interesante que Pablo amó tanto a estos cristianos que mandó tantos saludos, mostrando así su agradecimiento a Dios por la familia en Cristo. Después de la mala experiencia del robo que pasamos, me impresionaron tremendamente los mensajes de texto, llamadas y mensajes de hermanos apoyándonos en oración. Con rapidez me quejo y discuto de cosas pequeñas en la vida, pero en ese momento, me impactó como la Familia en Cristo estuvo amándonos, orando y apoyándonos. Amigos, mi ruego es que veamos la importancia y bendición que poseemos al tener una familia tan grande, hombres y mujeres con el mismo Padre (celestial) y misma sangre (de Jesucristo). Somos una familia en Cristo y nos necesitamos unos a otros. La Biblia está llena de mandatos “uno al otro” por ejemplo, amaros los unos a los otros, servíos los unos a los otros, edificaos los unos a los otros, ayudaos los unos a los otros, animaos los unos a los otros, etc. Lamentablemente, muchas veces peleamos, discutimos y chismeamos el uno del otro más que cualquier otra cosa pero nos haría bien a todos simplemente detenernos y agradecer a Dios por la familia que tenemos en Cristo y empezar a orar el uno por el otro, amarnos unos a otros y agradecer a Dios el uno por el otro.
Dar Gracias por su gracia – II Corintios 12:9-10
La gracia de Dios es ese favor inmerecido que él nos da gracia para ser salvo y gracia para vivir. Aunque las palabras escritas en el papel no pueden expresar todo, permítanme intentar expresar un poco de la gracia de Dios hacia nosotros, gracia que nos sobrevino en medio de nuestra tribulación. Los dos ladrones estaban apuntándonos con pistolas, hablándonos fuerte y nosotros estábamos sentados en el piso pensando, “¿Qué nos van a hacer ahora y cuando nos dejarán en paz?”. Durante todo ese tiempo, nuestra hija de quince meses no lloró (un milagro en sí), y mi esposa y yo pudimos preguntarles a los dos ladrones si creían en Dios y asimismo pudimos hablarles de Dios, poniendo el Señor tranquilidad en nuestros corazones a pesar de la situación que estábamos pasando. Recordando con mi esposa este hecho, pensamos “que haríamos si…” y aun nos ponemos nerviosos por el simple hecho de pensarlo pero en el momento en que pasamos por esto, Dios nos dio una tranquilidad inexplicable… Su gracia era suficiente. Así cómo Dios le dijo a Pablo: “Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad”, el mismo Dios ayuda y da esa gracia a Sus hijos hoy en día. ¿Cómo puede una persona estar enferma y seguir adelante como muchos lo hacen? ¿Cómo puede uno no tener dinero y estar tranquilo? ¿Cómo puede uno estar en una tormenta y tener paz? Podemos hacer un millón de preguntas, pero para un hijo de Dios la respuesta es una: Su Gracia. Cada hijo de Dios debe detenerse y dar gracias a Dios por la gracia que Él nos da.
Dar gracias por mi propia familia
En el robo, se llevaron todo dinero, anillos, joyas, computadoras, etc., más me di cuenta que las posesiones materiales van y vienen, pero mi familia no puede ser reemplazada. Lo más valioso que tengo es mi preciosa esposa e hijos y por la gracia de Dios seguimos todos juntos. Muchos diríamos que entendemos esta verdad (que nuestra familia es importante), pero les pido que no permitan que pase el tiempo sin hacer cosas memorables con la familia que Dios te dio. Como pastor he estado con personas en funerales que lloraron y literalmente gritaron cuando su ser querido fue enterrado. Cada persona quería un momento más para abrazar, besar y estar con la persona… pero ya era tarde. Mi ruego es que te des cuenta de la lección que Dios te nuestra: Ama a tu familia, dales muchos abrazos y besos, llévales a comer, toma vacaciones, vayan al parque juntos y haz cosas memorables… da gracias a Dios por tu familia!
Del libro La Quimica del Ministerio
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