Salvando la “Soberanía”

by | Oct 20, 2017 | Ministerio | 0 comments

Por un buen tiempo los tradicionalistas han intentado salvar a la palabra “soberanía” del constante uso erróneo del término (también he sido culpable de esto en el pasado). Me pone feliz saber que no estamos solos en nuestros esfuerzos.

Hace poco me topé con un artículo publicado por Paul D. Miller, un estudiante del Seminario Teológico Reformado. Fue publicado por The Gospel Coalition, una organización calvinista, en el cual (para mi agrado) se define apropiadamente la palabra “soberanía.”

Afirmo mayormente todo lo que escribió con excepción de las palabras que he subrayado y puesto en negrita. Lo indicaré a continuación. Por favor lea el artículo con cuidado para que entienda correctamente la distinción bíblica entre soberanía y providencia:

¿Es ‘Soberano’ la Mejor Descripción de Dios?

Por Paul D. Miller de The Gospel Coalition

¿Qué significa decir que Dios es soberano? El estribillo ha llegado a ser tan común, casi trillado, en los escritos y la predicación reformada que algunas veces se escabulle del lector u oyente sin que quede el significado en la mente. Peor aún, comúnmente escuchamos que la frase significa algo que no es. Cuando los cristianos afirman que “Dios es soberano,” a menudo quieren decir que “Dios está en control.” Paul Tripp, por ejemplo, escribió en su excelente libro titulado Lost in the Middle (Perdido en el Medio) que “Dios es verdaderamente soberano… no hay situación, relación o circunstancia que no sea controlado por nuestro Padre celestial.

El problema radica en que la palabra soberanía no significa control. El gobierno de los Estados Unidos es soberano dentro del territorio norteamericano, pero eso no significa que el gobierno controla todo dentro de los límites norteamericanos o que causa todo lo que sucede. Si busca la palabra en el diccionario no encontrará control dentro de la definición—ni siquiera como sinónimo en un diccionario de sinónimos.

Soberanía significa “autoridad legítima.” Un diccionario da como definición “rango supremo,” y un diccionario de sinónimos enumera como sinónimos a jurisdicción y dominio. La doctrina de la soberanía de Dios nos dice que Dios es el gobernante legítimo del universo. Tiene la reclamación legítima del señorío. Su gobierno es justo. De hecho, la justicia se define como Su gobierno. La soberanía de Dios no nos dice si Dios de hecho reina—sólo que tiene que hacerlo y que nosotros deberíamos reconocer su gobierno y obedecerlo.

Las traducciones de la Biblia en inglés a menudo no emplean la palabra soberano para describir a Dios. El lugar más frecuente se halla en la Biblia NIV en Ezequiel donde usa la frase “el Señor Soberano” más de 200 veces. Pero el hebreo para tal frase se traduce con más precisión como “Señor Jehová” o “Rey Jehová.” La mayoría de las Biblias en inglés siguen curiosamente la tradición de traducir el nombre personal de Dios como “SEÑOR” todo con letras mayúsculas, lo que significa que tienen que encontrar otra palabra para traducir lo que normalmente sería “Señor,” para que no lo traduzcan “Señor SEÑOR.” Así obtenemos “el SEÑOR soberano,” una paráfrasis correcta pero que no es una traducción exacta. (Principalmente la ESV traduce la frase como “el Señor DIOS.”)

La Biblia describe a Dios como Rey y Señor. Aunque es correcto describir a Dios como soberano, me pregunto si usar esa palabra en lugar de Rey tiende a despersonalizar Su reinado. Un soberano puede ser una institución, como el gobierno. Un rey es una persona. Nos relacionamos con nuestros gobiernos soberanos seculares contemporáneos como un ciudadano sujeto a un conjunto impersonal de burocracias. Pero en tiempos premodernos los sujetos se relacionaban con su Señor y Rey de una forma profundamente personal: con amor, temor, reverencia y asombro.

Especulo que los teólogos comenzaron a describir a Dios como soberano en lugar de Rey o Señor después de la Revolución Gloriosa y la Revolución Norteamericana cuando se dejó de respaldar la monarquía y las nociones de la soberanía popular comenzaron a arraigarse. Decirles a los buenos republicanos y contractualistas sociales que adoren a un Rey divino podría haber sido impopular en la Gran Bretaña y Norteamérica del siglo XVIII y XIX. No tengo ningún estudio que respalde eso excepto por la observación que la Biblia del Rey Jacobo y la de Ginebra no usan la palabra para nada, y la Biblia de Wycliffe sólo lo hace escasamente, mientras que versiones del siglo XX como la NIV, Good News y New Living Translations la usan cientos de veces.

Una vez más, es cierto que Dios es soberano. También es cierto que está en control de todo lo que sucede y causa todo lo que sucede. Pero esa es la doctrina de la providencia de Dios, no Su soberanía. La doctrina de la soberanía divina nos dice que debería reinar. La doctrina de la providencia divina nos dice que de hecho reina. El Señor gobierna y guía toda la creación para Su pueblo y para Su gloria. Pablo escribe, “a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien” (Ro. 8:28). Entonces la providencia de Dios es una función de Su omnipotencia: es capaz de reinar todas las cosas porque es todopoderoso.

Podríamos estar hilando muy fino, pero la Biblia hace lo mismo. La Escritura nos brinda palabras específicas para describir el carácter de Dios y deberíamos tener cuidado para usar correctamente aquellas palabras. Podríamos estar perdiendo un pequeño matiz cuando optamos por la palabra impersonal soberanía por encima de las palabras más literales y personales como Señor o Rey. Y en cualquier caso, no deberíamos confundir la soberanía de Dios (o señorío) con Su providencia. Las dos características se complementan la una con la otra, tal como lo hacen todos los atributos de Dios. La providencia de Dios es justa porque es el Rey legítimo y el reino de Dios es establecido a través de su providencia.

 ATRIBUTOS TEMPORALES

Esta es la razón por la que he sostenido que el atributo de la soberanía de Dios, cuando se le define correctamente, no es un atributo eterno. La soberanía entendida como el derecho de Dios de gobernar Su creación (o incluso Su “providencia,” la forma en que escoge reinar Su creación) son atributos contingentes porque involucran la relación de Dios con otros.

Se tiene que hacer una distinción entre el poder sin límites de Dios y cómo escoge usar ese poder.

Incluso si cree, como lo hace claramente el autor del artículo anterior, que Dios está controlando meticulosamente a otros, tiene que haber otros a los cuales controlar. Él no puede mostrar Su poder sobre las criaturas a menos que existan las criaturas. Por consiguiente, antes de la creación el concepto de soberanía (o incluso la providencia) no era un atributo que podía ser usado para describir a Dios. Un atributo eterno es algo que Dios posee y que no depende que algo más exista.

OMNIPOTENCIA

El atributo eterno de Dios es Su omnipotencia, el cual se refiere a Su eterno poder sin límites. La soberanía y la providencia son características temporales, no eternas, así podemos decir que Dios es todopoderoso, no porque es soberano, sino que es soberano porque es todopoderoso, o por lo menos es tan soberano (o mejor entendido como “providencial”) según lo escoja para estar en relación con este mundo temporal. Tal como alguien lo puso, “La soberanía es la expresión del poder de Dios, no la fuente de ésta.”

Podemos afirmar que “Nuestro Dios está en los cielos, todo lo que quiso ha hecho,” (Sal. 115:3) mientras que nos aferramos a la verdad válida que, “Los cielos son los cielos de Jehová; y ha dado la tierra a los hijos de los hombres” (Sal. 115:16). Esto significa que a Dios le agrada dar cierto nivel de “autonomía” o “separación” al hombre. Esta es la razón por la que el Señor le mandó a Sus discípulos a que oren para que se haga Su voluntad en la tierra como en el cielo (Mt. 6:10), una oración que tiene poco sentido si en verdad Dios está controlando meticulosamente todo lo que sucede en la tierra.

Si el Todopoderoso escoge refrenarse de controlar meticulosamente cada aspecto de lo que crea, de ningún modo eso niega Su atributo eterno de la omnipotencia, sino que lo afirma. Después de todo, ¿no puede hacer Dios lo que desee, aunque ese deseo pueda ser permitir libertad y autonomía verdadera a las criaturas?

El calvinista niega el atributo eterno de la omnipotencia al suponer que el Todopoderoso no puede refrenarse de su meticuloso reinado determinista de Su creación. En breve, muchos calvinistas niegan el atributo eterno de Dios en su esfuerzo de proteger el temporal.

Además, se puede sustentar que los atributos eternos del amor de Dios y Su santidad del mismo modo son afectados por los esfuerzos bien intencionados de nuestros hermanos calvinistas con el fin de proteger su concepto de soberanía (señalado como “control”) sobre el mundo temporal.

https://soteriology101.wordpress.com

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