Si el sentido obvio tiene sentido común, no busque otro sentido. Esa es la regla de oro de la interpretación de la Biblia. Dios dice lo que quiere decir y quiere decir lo que dice. Debemos leer la Biblia como leemos cualquier otro texto escrito, no intentando forzar algún significado alegórico, místico o figurativo en sus declaraciones llanas. Eso no significa que no puedan extraerse lecciones espirituales de un pasaje de las Escrituras, incluso de un pasaje que se exprese con mucha narrativa. Ni tampoco significa que un pasaje no tenga lecciones más profundas que las que aparecen en la superficie. La Biblia es la Palabra de Dios y, por lo tanto, es inagotable. Sin embargo, debemos aplicarle a la Biblia los mismos principios de sentido común que utilizaríamos al analizar cualquier otro escrito. Debemos buscar el sentido llano de lo que se ha escrito. Una vez determinado eso, podemos buscar debajo de la superficie para encontrar un tesoro escondido.
- En otras palabras, interpretamos literalmente. El significado común o reconocido de una palabra es el significado literal de esa palabra. Cuando la gente nos escribe o nos habla, tomamos sus palabras por su valor nominal, incluso cuando están utilizando un lenguaje poético. No vamos en busca de todo tipo de significado oculto enterrado bajo la superficie de lo que ellos quieren decir. Leemos periódicos, revistas, publicaciones de negocios, novelas y libros de texto de forma literal. Cuando nos topamos con una figura retórica, la reconocemos por lo que es, un medio poético de transmitir una idea literal. Usamos modismos, símbolos y expresiones poéticas todos los días, no para transmitir significados ocultos sino para agregar colorido a nuestro discurso.
Así, en la Biblia, cuando leemos la parábola del trigo y la cizaña, reconocemos la aptitud de los símbolos porque la cizaña sí crece prolíficamente en un campo de trigo. Cuando la Biblia se refiere a personas como “perros”, reconocemos la validez de la comparación. Sabemos cuán toscos pueden ser los hábitos de los perros en ocasiones y cuán ariscas o aduladoras, inmorales o impuras, pueden ser las personas en sus vidas. En la Biblia se compara a las personas con todo tipo de animales: perros, leones, lobos, puercos, zorros, ovejas. Las características de estos animales ilustran las características humanas.
Antes de decidir que un pasaje de la Biblia es figurativo, primero debemos examinar el significado literal. Solo cuando una interpretación literal demuestra ser absurda o no está para nada en armonía con el contexto o el tema debemos aceptar una interpretación figurativa.
El libro de Salmos, por ejemplo, tiene muchas referencias a Sión. No tenemos por qué pensar que se está aludiendo a la Iglesia en esas ocasiones. Sión era una ciudadela muy conocida en Jerusalén y era un nombre utilizado con frecuencia para referirse a toda la ciudad. Las referencias proféticas a Sión no se refieren a la Iglesia, sino a la ciudad literal de Jerusalén. Es cierto que el autor de Hebreos emplea “Sión” de una manera figurativa, pero lo hace no para identificar a la Iglesia con Israel, sino para realizar un contraste entre los dos. Al interpretar la Biblia literalmente hacemos tolerancias obvias a las modalidades de expresión.
Hace algunos años se pidió a un hombre de negocios estadounidense que se dirigiera a un público chino en Taiwán. Se le proporcionó un intérprete cuya familiaridad con los modismos ingleses era menos que adecuada. El disertante se puso de pie y dijo: “Siento un gran cosquilleo al estar aquí”. Una mirada de agonía pasó por el rostro del intérprete. Se encogió de hombros, impotente. Luego anunció al público chino que esperaba: “Este pobre hombre se rasca sin parar para poder estar aquí”.
Interpretar una comunicación de forma literal permite totalmente la expresión poética y los modismos. La regla consiste en buscar el significado principal, evidente y con intención a un pasaje e interpretar los símbolos, los tipos, las alegorías y las figuras retóricas como normalmente lo haríamos. Si alguien dice: “Perdí la cabeza por completo”, sabemos qué quiere decir. No significa que fue decapitado; significa que actuó sin pensar. Debemos usar el mismo enfoque de sentido común al interpretar la Biblia.
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