No necesitan aplicar aquellos que no están locamente enamorados de Jesús. El ministerio no se trata de una aventura; no se trata de trabajo. Todo el ministerio se trata de Jesús, se trata de seguir a Jesús. El pensamiento de vivir la vida como pastor, plantador de iglesias o misionero puede ser muy atrayente, pero las ansias por ver el mundo no debe ser la razón para hacer la obra. Tarde o temprano los escenarios nuevos y emocionantes llegarán a ser normales y rutinarias; se dará cuenta que las personas extremadamente interesantes son simplemente personas, etc. Sólo un corazón enfocado en conocer al Señor Jesús más, sólo un corazón que busque Su reino ante todo, hará la diferencia y le ayudará a no rendirse. (“Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas. Mateo 6:33) Enamórese de su Señor y Salvador; dese cuenta de lo que tuvo que soportar por su salvación. Luego verá que no es muy fácil rendirse. Enamórese de Jesús y dese cuenta que se humilló a Sí mismo para llegar a ser un hombre con un espíritu enseñable (como se evidencia en Lucas 2:52: “Y Jesús crecía en sabiduría y en estatura, y en gracia para con Dios y los hombres.”) Luego se dará cuenta que debe humillarse a sí mismo y llegar a ser también un aprendiz.
¿Qué hará?
Ahí lo tiene. Debe evaluarse antes de emprender en tal empresa sagrada. No necesitamos hombres y mujeres que todavía no hayan evaluado el costo antes de poner sus deseos y hacer planes para entrar al ministerio a tiempo completo. Se requiere de una raza especial de personas para entrar en el ministerio, y debe ver si realmente tiene lo que se necesita. Vea su vida; vea cómo ha respondido a diversas circunstancias en su vida y determine si ha sido fiel o infiel. Si se da cuenta que no necesita la ayuda de nadie y que la gente no necesita hablarle para ayudarle y enseñarle, entonces no aplique. Si se da cuenta que tiene un problema con continuar con las cosas y terminarlas, entonces no aplique. Si ama la aventura y la misión más que al Dador de la Misión, entonces necesita quedarse en casa. Necesita estar bien con Dios y con seguridad no necesita aplicar.
Ahora muy probablemente está muy desanimado. Si el trabajo no fuese supremamente importante habría usado palabras más fáciles y escrito en un tono más amigable. Dios nos ha confiado una responsabilidad tan grande—tan grande que debemos dar nuestro mejor esfuerzo para lograr la meta. El evangelismo mundial no es para el débil de corazón; ni es para el soberbio y no enseñable. En especial tampoco es para aquellos que aman al mundo más que al Salvador. Piense en el grupo al cual pertenece. Haga que hoy sea el día en que cambie. Dios ya le ha dado la capacidad de hacerlo. Luego aplique.
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