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EFRAÍN EL SIRIO (303-373 D.C.)
Ahora nos remontamos a dos siglos después de los apóstoles. Efraín es venerado como “santo” por las iglesias católicas y ortodoxas, pero ellas no permitirían que enseñe su doctrina sobre la profecía hoy en día.
Efraín es llamado “el sirio” porque vivió en esa región.
Fue un escritor prolífico. Muchos de sus sermones y salmos están incluidos en la Biblioteca Postnicena de 16 tomos. (El Concilio de Nicea se llevó a cabo en el año 325 D.C. y los historiadores dividen a los “padres” en antenicenos, antes del año 325, y postnicenos, después del año 325).
Algunos de los sermones e himnos de Efraín se usan en la liturgia de las iglesias ortodoxas.
En los años 1990 los escritos de Efraín se tradujeron por primera vez al inglés, siendo uno de estos Sobre los Tiempos Postreros, el Anticristo y el Fin del Mundo, 373 D.C.
La traducción fue realizada por el profesor Cameron Rhoades del Seminario Teológico Tyndale ante el pedido de Grant R. Jeffrey. Consecuentemente fue publicado en el libro de Jeffrey de 1995 titulado Final Warning [Advertencia Final]
Es obvio que Efraín creía en un cumplimiento literal de la profecía, incluyendo un Rapto de los santos del Nuevo Testamento antes de la Tribulación.
“Porque todos los santos y elegidos de Dios son reunidos, antes de la tribulación venidera, y son llevados al Señor para que no ven la confusión que va a abrumar al mundo a causa de nuestros pecados” (Ephraem the Syrian, On the Last Times).
Observe que Efraín enseñó que los santos serán llevados al Señor para que no vean la confusión que abrumará al mundo, cosa que es exactamente igual lo que dice 1 Tesalonicenses 5:3-9.
Efraín enseñó que un anticristo literal se sentará en un templo reconstruido literal en Jerusalén, una tribulación literal de 3.5 años, dos testigos o profetas literales que predicarán en Jerusalén, y una batalla literal de Gog y Magog.
“Y cuando se completen los tres años y medio, el tiempo del anticristo, a través del cual habrá seducido al mundo, después de la resurrección de los dos profetas, en la hora que el mundo desconoce, y el día en que el enemigo o hijo de perdición no conocen, vendrá la señal del Hijo del Hombre, y el Señor aparecerá con gran poder y mucha majestuosidad, con la señal de la palabra de salvación yendo delante de él, y también con todos los poderes de los cielos con todo el coro de los santos. … Luego Cristo vendrá y el enemigo será echado a confusión, y el Señor lo destruirá por el Espíritu de su boca. Y será atado y echado vivo en el abismo del fuego eterno junto con su padre Satanás; y todas las personas, que cumplen sus deseos, perecerán con él para siempre; pero los justos heredarán vida eterna con el Señor por siempre y para siempre” (Ephraem the Syrian, On the Last Times, the Antichrist, and the End of the World, A.D. 373)
Efraín creyó en la inminente venida de Cristo y les urgió a los cristianos a vivir vidas santas expectantes de Su retorno.
CRISTIANOS PRIMITIVOS HASTA AGUSTÍN
De hecho, Efraín el sirio no fue el único que creía en la interpretación literal de la Biblia en sus días.
Estuvo viviendo una generación, era en la que vivía Agustín (354-430), en la cual hubo un cambio dramático. Cuando Efraín murió en 373, Agustín tenía 19 años de edad.
Fue en la era de Agustín en la que el alegorismo reemplazó ampliamente el método previo de interpretación. Antes de esto era común que los creyentes bíblicos interpreten la profecía literalmente. Creían que Cristo regresaría literalmente (e inminentemente), ataría a Satanás y establecería un reino milenial literal en la tierra.
Los historiadores eclesiásticos admiten esto.
William Newell dice: “La iglesia primitiva buscó por 300 años el inminente retorno de nuestro Señor para que reine, y estaban en lo correcto” (Newell, Revelation).
Phillip Schaaf dijo, “…el punto más llamativo en la escatología de la era antenicena [antes del año 325 D.C.] es el quiliasmo o milenarismo, que es la creencia en un reino visible de Cristo en gloria en la tierra con los santos resucitados por mil años, antes de la resurrección y juicio general” (History of the Christian Church, 8 vols, Wm. B. Eerdmans Publishing Co., 1960, 2:614).
Henry Thiessen dice, “Es evidente … que los Padres no sólo sostuvieron el punto de vista premilenial de la venida de Cristo, sino que también consideraron que la venida era inminente. El Señor les había enseñado que debían esperar Su retorno en cualquier momento, y es así que buscaron que venga en sus días. No sólo eso, sino que también enseñaron que su retorno personal sería inmediato, con la excepción de los Padres alejandrinos que también rechazaron otras doctrinas fundamentales” (Thiessen, Introductory Lectures in Systematic Theology, p. 477).
De hecho, Agustín, “el padre del amilenialismo,” creyó en un milenio literal. Dijo, “Yo mismo una vez sostuve tal opinión. … Aquellos que creen eso son llamados por los espirituales, quiliastas, que interpretado a la letra significa milenarios” (Augustine, City of God, libro 20, capítulo 7).
La siguiente declaración hecha por Ireneo es un ejemplo de lo que frecuentemente se creyó entre los “padres de la iglesia” primitivos, mientras anhelaban el retorno de Cristo y el establecimiento de Su reino:
“La bendición predicha, por consiguiente, le pertenece incuestionablemente a los tiempos del reino, cuando los justos dominarán después de resucitar de entre los muertos; cuando también toda la creación, habiendo sido renovada y liberada, fructificará con abundancia de todo tipo de alimento, desde el rocío del cielo y desde la fertilidad de la tierra. … Del mismo modo [el Señor declaró] que … todos los animales, alimentándose [sólo] de la producción de la tierra, deberían [en aquellos días] llegar a ser pacíficos y armoniosos entre ellos y estar en perfecta sujeción al hombre” (Irenaeus, Against Heresies, The Ante-Nicene Fathers).
La iglesia en Antioquía interpretó la profecía literalmente por tiempo. Antioquía era una iglesia importante fundada por Bernabé y Pablo, y de esta iglesia se ordenaron y enviaron los primeros misioneros al extranjero (Hechos 11:19-26; 13:1-4). Fue en Antioquía que los creyentes fueron llamados cristianos por primera vez.
Algunos de los predicadores asociados con Antioquía fueron Luciano (murió en 312), Teodoro (350-428 D.C.) Crisóstomo (354-407 D.C.), Teodoreto (386-458 D.C.) y Diodoro de Tarso. Estos hombres interpretaron la profecía bíblica literalmente y creyeron en un milenio literal.
En su History of Interpretation [Historia de Interpretación], F. W. Farrar observó, “Los libros de Diodoro de Tarso fueron dedicados a la exposición de la Escritura en su sentido literal y además escribió un tratado, ahora infelizmente perdido, ‘sobre la diferencia entre la perspectiva alegórica y espiritual’” (Farrar, pp. 213-15).
“Los dos más grandes exégetas de la escuela de Antioquía, Teodoro de Mopsuestia (350-428 D.C.) y Juan Crisóstomo (354-407 D.C.0 fueron ‘antialegoristas’” (Matthew Allen, “Theology Adrift: The Early Church Fathers and Their Views of Eschatology,” bible.org).
Algunos de los cristianos primitivos después de los apóstoles incluso enseñaron una forma de dispensacionalismo. Se pueden encontrar ejemplos en los escritos existentes de Justino Mártir, Ireneo, Tertuliano y Metodio. Justino Mártir (100-165) creyeron en cuatro fases de la historia en el plan de Dios: Desde Adán a Abraham, desde Abraham a Moisés, desde Moisés hasta Cristo, y desde Cristo al estado eterno. Ireneo (120-202) enseñó algo similar donde dividía las dispensaciones en desde la creación hasta el diluvio, desde el diluvio hasta la ley, desde la ley hasta el evangelio y desde el evangelio hasta el estado eterno.
EL ORIGEN DEL MÉTODO ALEGÓRICO DE INTERPRETACIÓN
El método alegórico de interpretación fue inventado por falsos maestros después de la era apostólica cuando la apostasía estaba creciendo y difundiéndose hacia la formación de la Iglesia Católica Romana.
Se estableció una escuela en Alejandría, Egipto, la cual llegó a ser la sede del método alegórico de interpretación. Egipto era un lugar donde la falsa enseñanza proliferó en el primer siglo después de Cristo. Clemente, quien encabezó la escuela desde el año 190 al 202 D.C., corrompió la fe cristiana al mezclarla con la filosofía mundana y el alegorismo de Filón. Enseñó muchas doctrinas falsas, incluyendo la del purgatorio, y creía que la mayoría de hombres finalmente se salvarían aunque Jesús dijo que sólo se salvarían unos cuantos (Mt. 7:14). “Clemente consideró el significado literal de la Escritura como un ‘punto de partida’ de la interpretación. Aunque fue ‘adecuado para la masa de cristianos’ Dios se reveló a los espiritualmente avanzados a través del ‘significado más profundo’ de la Escritura. En todo pasaje existió un significado más profundo o adicional que iba más allá del sentido primario o inmediato” (Matthew Allen, “Theology Adrift: The Early Church Fathers and Their Views of Eschatology,” bible.org).
Orígenes (185-254 D.C.) fue uno de los padres principales del alegorismo. Condujo la escuela en Alejandría desde el año 202 hasta 232 D.C. Aunque padeció persecuciones y torturas por la causa de Cristo en manos del emperador Decio en 250, Orígenes era propenso a las herejías. Como Clemente, mezcló la verdad de la Biblia con la filosofía pagana. Enseñó que el celibato era un estado santo que estaba por encima del matrimonio, algo contrario a la enseñanza de los apóstoles. Enseñó la regeneración bautismal, el purgatorio y la preexistencia del alma humana. Enseñó que todos los hombres, incluyendo a Satanás y los demonios, finalmente serían salvos. Enseñó que el Espíritu Santo fue la primera criatura hecha por Dios y negó la Deidad de Jesús. No creyó que las Escrituras fueran completamente inspiradas por Dios.
Orígenes aseveró, “las Escrituras tienen poco uso para aquellos que las entienden literalmente.” Describió al significado literal de la Escritura como “pan” y animó al estudiante a ir más allá hacia el “vino” del alegorismo, por el cual uno puede llegar a ser intoxicado y transportado a las esferas celestiales. Los comentarios de Orígenes contenían una riqueza de interpretaciones antojadizas, abundando en “revisiones heréticas de la Escritura” (Frederick Nolan, Inquiry into the Integrity of the Greek Vulgate, p. 367).
Otro padre del alegorismo fue Agustín (354-430 D.C.), uno de los padres de la Iglesia Católica Romana. Fue exaltado como uno de los “doctores” de Roma. Agustín inventó la terrible y no bíblica doctrina de la inquisición que fue usada por la Iglesia Católica en contra de los creyentes bíblicos por más de 1,000 años. El historiador alemán Neander observó que la enseñanza de Agustín “contiene el germen de todo el sistema de despotismo espiritual, intolerancia y persecución, llegando incluso a la corte de la Inquisición.” Agustín instigó las feroces persecuciones en contra de los donatistas amantes de la paz y creyentes bíblicos que se estaban esforzando por mantener iglesias puramente bíblicas. Enseñó que “los sacramentos,” como el bautismo, eran los medios para la salvación. Enseñó que María no cometió pecado. Enseñó la herejía del purgatorio. Fue uno de los padres del bautismo de niños, afirmando que los niños no bautizados estaban perdidos y llamó a todos los que rechazaban el bautismo de niños “infieles” y “malditos.” Exaltó la autoridad de “la iglesia” por encima de la Escritura.
“A través de Agustín, la hermenéutica alegórica de Orígenes llegó a ser la columna vertebral de las interpretaciones medievales de la Biblia” (Matthew Allen, “Theology Adrift: The Early Church Fathers and Their Views of Eschatology,” bible.org).
Estas herejías se desarrollaron y llegaron a ser una parte fundamental de la Iglesia Católica Romana y la Iglesia Ortodoxa.
Cuando las denominaciones protestantes (e.g. anglicana, presbiteriana, luterana, metodista) se separaron de Roma, uno de los errores que trajeron con ellas fue la interpretación alegórica de la profecía y su Teología del Reemplazo.
Escrito por D. Cloud
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