I Pedro 4:7-11 – 7 Mas el fin de todas las cosas se acerca; sed, pues, sobrios, y velad en oración. 8 Y ante todo, tened entre vosotros ferviente amor; porque el amor cubrirá multitud de pecados. 9 Hospedaos los unos a los otros sin murmuraciones. 10 Cada uno según el don que ha recibido, minístrelo a los otros, como buenos administradores de la multiforme gracia de Dios. 11 Si alguno habla, hable conforme a las palabras de Dios; si alguno ministra, ministre conforme al poder que Dios da, para que en todo sea Dios glorificado por Jesucristo, a quien pertenecen la gloria y el imperio por los siglos de los siglos. Amén.Esta semana, una vez más me acordé cuán corta es la vida. El viernes pasado nuestra familia cenó con unos buenos amigos que se llaman Carey y su esposa Lisa. El domingo los vimos en la iglesia y conversamos un poco. Tuvimos una cita en otra iglesia en la tarde entonces Carey pidió que le llamara a él después del culto. Tuvimos un día maravilloso en los cultos. Después de que llegamos al hotel en la tarde, le llamé a mi amigo. Su esposa contestó y dijo que Carey recién tuvo una ataque al corazón y estaban en el hospital y no sabía cuál sería el resultado. Yo rápidamente fui al hospital para estar con ella durante este tiempo. Como cinco minutos después que llegué el doctor pidió que ella volviera al cuarto de Carey. Unos minutos más tarde nos pidieron que mi pastor y yo volviéramos a su cuatro. Cuando entramos en el cuarto podíamos ver a Carey acostado en la cama inconsciente, con oxígeno, tubos, monitores y una serie de otro equipo todo con el intento de mantenerlo vivo. En este momento nos dijeron que los doctores habían hecho todo lo que podían. La enfermera nos dijo que este era el y como observamos, el monitor del corazón poco a poco registraba más débil y más débil, y sabíamos que cuando fuera a cero, nuestro amigo ya no estaría con nosotros. Pero el pasaría a vivir en el esplendor de nuestro Salvador. Mas temprano en este día ninguno de nosotros pensaba que la próxima vez que pasáramos tiempo juntos sería en el Cielo. No sabíamos que la próxima cena sería en la eternidad. No sabíamos que el próxima abrazo que nos diéramos el uno al otro no pasaría en este mundo. Pero qué bendición es saber que Carey conocía a nuestro Salvador y sin duda estaba dispuesto a encontrarse con Él cara a cara. ¿Cómo se diferenciarían nuestros ministerios si viviéramos con la eternidad en mente cada minuto? ¿Seríamos más pacientes con aquellos que necesitan la paciencia? ¿Seríamos más cariñosos con los que necesitan amor? ¿Nuestros mensajes presentarían a Cristo más a los perdidos? ¿Las pequeñas cosas que nos molestan parecerían menos importante? Cuando tuviéramos una visión que la eternidad podría ser en los próximos minutos para nosotros o para los que están alrededor de nosotros, ¿habría menos fricción y más tiempo para la unidad? En I Pedro 4:7-11 Pablo está animando a los ministros a superar las cosas pequeñas en la vida y enfocar su vida y ministerio con la eternidad en mente. Viva una vida de caridad, hospitalidad y gracia. Hay que hacer todo esto mientras predicamos el Evangelio para que podamos ser el testigo de Él en el ministerio al cual nos ha llamado. ¿Cómo elijará Ud. ministrar esta semana?
Cuando alguien es mejor que tú
Durante el proceso de colegio me encantaba hacer deportes y las matemáticas, lo mejor de esto es que habían talleres y olimpiadas de estas dos cosas. Pero había que empezar a practicar todos los días después del colegio con cada una para poder calificar a una...
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