La obligación privilegiada de todo creyente es participar en las misiones. La iglesia debe tener la responsabilidad de estar activamente haciendo discípulos de todas las naciones. Se nos ha encargado el ministerio y la palabra de la reconciliación. Somos embajadores de Cristo. Algunos serán “enviados” de la iglesia para predicar el Evangelio de la paz para que toda la humanidad pueda oír, creer e invocar el nombre del Señor para ser salva.
La Obligación Privilegiada de Todo Creyente
- La continuidad de la misión—la iglesia fue edificada sobre: (1) “Siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo”—lo que representa el poner la primera piedra para asegurar que el fundamento esté puesto correctamente. (2) “El fundamento de los apóstoles y profetas”—hombres escogidos para tener un oficio especial de autoridad. Por consiguiente, la iglesia y su misión comenzaron con Jesús que fue enviado para ser “la luz del mundo.” Cuando concluyó Su obra a través de Sus milagros, enseñanza, muerte, resurrección y ascensión final al cielo, la iglesia y su misión continuaron con los apóstoles que fueron enviados por Jesús para ser “la luz del mundo.” Cuando su obra fue terminada a través del establecimiento de las iglesias locales y la terminación de la Palabra de Dios, la misión continuó con la iglesia para que sea “la luz del mundo”—la iglesia heredó efectiva y exclusivamente la responsabilidad de la gran comisión—ser testiga de Dios en el mundo.
Efesios 2:19-22; Juan 9:5; 20:21-23; Mateo 5:14-16
- El encargo de la misión—como creyentes, el amor de Cristo nos constriñe—lo que significa que nos urge o motiva para la acción. Significa que ya no deberíamos vivir para nosotros sino vivir para Jesús que murió por nosotros y resucitó. El Evangelio debería cambiar radicalmente nuestras vidas. En Jesús somos hechos nuevas Criaturas gracias a Dios. Esto significa que nuestra vieja manera de vivir ha muerto y que vivimos la vida de una nueva forma. Parte de esta nueva vida está siendo confiada con el mensaje de la misión que cambió nuestras vidas.
2 Corintios 5:14-18; Gálatas 2:20
- El ministerio y la palabra de la reconciliación: Dios estaba en Cristo reconciliando consigo a las personas del mundo, no tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados. Reconciliación es el acto de restaurar nuestra relación con Dios. Dios ha hecho toda la obra necesaria a través de Jesús para reconciliar a la humanidad consigo mismo. Dios envió a Jesús para que padezca el castigo de Sus enemigos para que puedan ser hechos Sus amigos. Todos los que están en Cristo han sido declarados justos (justificados) y tienen una relación restaurada con su Creador (reconciliados). Esta relación restaurada nos da gran gozo. Como creyentes—aquellos que han sido reconciliados—Dios nos ha dado (privilegio) “el ministerio de la reconciliación” y nos ha encargado (obligación) “la palabra de la reconciliación.” Es así que la responsabilidad de todo creyente es proclamarle el Evangelio a la gente del mundo.
2 Corintios 5:18-19; Romanos 5:8-11
- Embajadores en nombre de Cristo: Dios nos ha dado la autoridad de representar a Jesús en este mundo. Dios hace Sus ruegos al mundo a través de nosotros. Tenemos que implorarle a la gente del mundo en nombre de Cristo para que sean reconciliados con Dios. Tenemos que declararle a la gente del mundo que Dios por nosotros hizo pecado a Jesús—aunque Jesús no conoció pecado—para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en Jesús. Esto significa que la principal ocupación de nuestras vidas es hacer discípulos—enseñar a otros quién es Jesús, cómo conocerle y cómo servirle.
2 Corintios 5:20-21
El Llamado Distinguido de un Misionero
- La autoridad de la iglesia—enviar: Ahora que la iglesia tiene un encargo y tiene la responsabilidad de la gran comisión (todo miembro debería involucrarse); entonces le toca a la agencia enviadora, a través de la cual Dios obra, enviar hombres escogidos (evangelistas, predicadores, misioneros) para predicar el Evangelio de la paz para que toda la humanidad pueda oír, creer e invocar el nombre del Señor para ser salva.
Romanos 10:13-17; Hechos 15:22; 2 Timoteo 4:5
- La sucesión de la función del apóstol: Apóstol significa “enviado”—uno que es enviado para cumplir una misión específica bajo la autoridad del enviador. Jesús fue el “Apóstol”—escogido y enviado por Dios con la misión de que la gente del mundo sea salva a través de Él. Fue un llamado único en que fue la propiciación por nuestros pecados. Los doce discípulos y Pablo fueron llamados “apóstoles”—escogidos y enviados por Jesús para llevar a cabo Su misión. Fue un llamado único en que tenían que testificar como los testigos oculares de Jesús. Hoy, la iglesia envía “apóstoles” o mensajeros—aquellos que predican el Evangelio de la paz a toda la tierra. Fue un llamado único en que tienen que hacer la obra de un evangelista y/o maestro.
Hebreos 3:1; Lucas 6:13; Juan 3:17; 17:18-21; Romanos 1:1-7; Hechos 1:1-8
- Diferenciando el oficio del don: Hubo dos tipos principales de “apóstoles” en el Nuevo Testamento. Los doce discípulos y Pablo fueron “apóstoles de Cristo.” Ellos fueron confirmados siendo testigos oculares de Jesús y escogidos por Él, y realizando señales milagrosas. Era un “oficio de autoridad” especial que sólo tenían estos hombres. El otro tipo de apóstoles fueron “mensajeros de las iglesias.” Ellos no tenían el “oficio de autoridad” como los otros apóstoles pero fueron sus sucesores y fueron etiquetados como apóstoles por ser “enviados” de la iglesia como evangelistas y maestros.
1 Corintios 4:6, 9; 2 Corintios 8:23; 11:13; Filipenses 2:25; 1 Tesalonicenses 1:1; 2:6; Hechos 13:1-3; 14:4, 14
- El Llamado Misionero—ir: Hay tres tipos de misioneros que la iglesia debería enviar: (1) “Evangelistas”—aquellos que son enviados por la iglesia a predicar el mensaje de Jesús a los incrédulos que se encuentran dentro de los paganos del mundo. (2) “Maestros”—aquellos que son enviados para enseñar la Palabra de Dios a los nuevos creyentes; establecer nuevas iglesias locales entre ellos; entrenar adecuadamente el liderazgo de la iglesia. (3) “Evangelistas/Maestros”—aquellos que tienen dones y son capaces de hacer todo o la combinación de estas funciones.
Efesios 4:11; Hechos 8:5; 21:8; 1 Tesalonicenses 3:2-3; 1 Corintios 3:5-9; 2 Timoteo 2:2; 4:5
- A hombres escogidos se les da el “don de evangelista/maestro/pastor” lo que a menudo significa que Jesús “llama” a los hombres para que sean misioneros vocacionales a tiempo completo. El llamado de un misionero no se produce cuando Dios le dice qué hacer, sino cuando reconoce y se somete a los dones con los que lo ha facultado.
Efesios 2:10; 4:7-8, 11; 1 Pedro 2:9; 1 Corintios 12:11
- Es así que ciertos hombres tendrán la inclinación de dar su vida a Dios en el servicio misionero a tiempo completo. ¿Pero cómo se puede estar seguro de esto? Se puede reconocer “el llamado” a través de los siguientes pasos: Deseo—¿Hay algún deseo interno que lo está conduciendo a ser misionero? Capacidad—¿Tiene habilidades en el liderazgo, capacidad de comunicar el Evangelio y un corazón compasivo por alcanzar las almas alrededor del mundo? Estilo de vida—¿Reúne las calificaciones y está viviendo una vida que otros creyentes pueden imitar en relación al carácter, matrimonio, familia, conducta y capacidad? Confirmación—¿Hay otros creyentes en la iglesia que hablan bien de usted en relación a sus habilidades ministeriales y estilo de vida?
Filipenses 2:13; 1 Timoteo 3:1-7; Tito 1:6-9; 1 Pedro 1:15-16; Hechos 16:1-2
Preguntas de Repaso
- ¿Qué es la continuidad de la misión?
- ¿A quién se le ha encargado la misión?
- ¿Qué se les ha dado a los embajadores en nombre de Cristo para llevar a cabo el ministerio y la palabra de la reconciliación?
- ¿Qué envía la iglesia puesto que es su función?
- ¿Qué es el llamado misionero?
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