1. Predique la Palabra. Esto es lo que Dios dice que debemos hacer (I Tim. 3:16 a 4:2). 2. Predique como lo hizo Pablo: Primero, la verdadera doctrina de Dios, luego la apelación practica basada en la verdad revelada. Nuestra apelación pragmatica debe siempre venir de nuestra tesis doctrinal. 3. Predique la verdad de las Escrituras, sea popular o no. La critica vendrá no importa lo que es predicado. Es una mera critica del hombre, no tiene importancia. 4. Que el regaño por un error o infidelidad nunca sea de Dios. Siempre trabaje y predique como agradando a nuestro Padre celestial. 5. Nunca dude de la verdad de las Escrituras. Predique de ella con celo y convicción. No se coloque en la mediocridad; sea el más poderoso predicador que pueda. 6. Sea exacto a sus convicciones, a su Señor, a usted mismo. No se comprometa a usted mismo. Un ejecutivo denominacional me dijo después que fui elegido presidente de la Convención Bautista del Sur: “Criswell, no trate de apaciguar a los liberales. Ellos no van a gustar de usted no importa lo que haga”. Aprendí cuan verdadera era esa declaración. Si yo tengo un pelo liberal en mi cabeza, me lo arrancaría. 7. Dé primera prioridad en su ministerio a ganar almas y a preparar sermones. 8. Predique por un veredicto. Guíe para decisiones. Haga que el mensaje mismo sea una apelación especial para el Señor. Haga el trabajo de un evangelista. 9. Use una dicción y una gramática hermosa. Sea cuidadoso en la elección de palabras y en la pronunciación de las palabras. Ellas son el vehículo por medio del cual usted está llevando el mensaje. 10. Predique con exposición la mayor parte del tiempo. 11. Tome ventajas de los días especiales. Uselos para enfatizar la ocasión que trae, como la madre, o el país, o nuestras bendiciones de Dios, o la muerte, o la resurrección. Los días especiales pueden ser un gran trampolín si los cambiamos a la predicación de la verdad de Dios. 12. El predicador debe ser “apto para enseñar” (I Tim. 3:2). Esta es una de las cualidades de su llamado. Enseñe en sus sermones. La gente necesita ser instruida en el camino del Señor.

13. Use ilustraciones apropiadas en sus sermones. Ellos abrillantan un sermón con luz. Ellos son ventanas del cielo por medio de las cuales derraman la sabiduría y el entendimiento de Dios. Muchas de ellas vienen de la experiencia personal. Si el predicador trabaja con la gente, tendrá una diaria clasificación de ilustraciones interesantes para la verdad de su mensaje. 14. Haga que Cristo sea el centro de su predicación. Si usted tiene el Espíritu Santo con usted, glorifica al Señor Jesús. Esta es la obra y el señalamiento del Espíritu Santo (Juan 16:13-14). 15. Siempre tenga un espíritu humilde. Vístase usted mismo con humildad como lo haría con un vestido. 16. Estimule a la congregación a orar por usted mientras predica. Anímelos a estudiar sus Biblias y a traerlas a los servicio de adoración de la iglesia. 17. Demuestre público respeto y amor por la Biblia en la manera en la cual es tenida. Tratamos de enseñar a los niños a cuidar sus Biblias. Cuando uno está ante ellos y tiran sus Biblias o las doblan o las dan vuelta por el aire, esto es contradictorio al respeto reverencial que debemos demostrar. 18. Que el sermón siempre mueva hacia un conocido y manifiesto objetivo. ¡Si usted apunta a nada, esté seguro que acertó!