Aquellos que interpretan la profecía alegóricamente por tiempo han afirmado que la doctrina del rapto pre-tribulación es una doctrina nueva, y puesto que es nueva entonces no puede ser cierta.

Gary DeMar, presidente de American Vision, dice: “La mayoría de escritores y oradores de la profecía enseñan que la iglesia será raptada antes de un período futuro de tribulación. Pero, ¿sabía que antes de alrededor de 1830 tal doctrina no existía? Nadie en toda la historia de la iglesia enseñó alguna vez el rapto pre-tribulación” (citado de “Why Christians Will Suffer Great Tribulation,” Ourdailybreadbyjoeortiz).

Cuando DeMar dice que antes de 1830 no existió el rapto pre-tribulación, se refiere al diario de profecía The Morning Watch y a los escritos de John Darby los cuales popularizaron la teología dispensacional en los años 1800.

Aunque se continúa haciendo esta afirmación, es totalmente falsa.

MORGAN EDWARDS (1722-1795)

El rapto pre-tribulación fue enseñado por el connotado líder bautista Morgan Edwards. Su libro Dos Ejercicios Académicos sobre Temas Relacionados con los Siguientes Títulos: Milenio y Últimas Novedades fue publicado en Filadelfia en 1744.

Morgan Edwards fue uno de los líderes bautistas más resaltantes de sus días. Fue el pastor de la iglesia bautista en Filadelfia así como el fundador de la Universidad Brown, la primera universidad bautista en Norteamérica. Se presentó un resumen de su vida en la Baptist Encyclopedia [Enciclopedia Bautista]. Fue uno de los primeros historiadores bautistas de renombre, su libro Materials Toward A History of the Baptists [Materiales para una Historia de los Bautistas] (1770), brindó un fundamento para todas las obras subsecuentes.

A continuación presentamos lo que Edwards creyó sobre la profecía bíblica:

“El espacio de tiempo entre la primera y segunda resurrección será algo más que mil años. Digo, algo más; porque los santos muertos serán resucitados y los vivos serán transformados en la ‘aparición de Cristo en el aire’ (1 Ts. iv. 17); y esto ocurrirá tres años y medio antes del milenio, como veremos a continuación: pero, ¿él y ellos morarán en el aire todo ese tiempo? No: ellos ascenderán al paraíso, o a alguna de una de aquellas muchas ‘moradas’ que hay en la casa del Padre (Juan xiv. 2) y desaparecerán en el mencionado período de tiempo. El propósito de este retiro y la desaparición será para juzgar a los santos resucitados y transformados; porque ‘es tiempo de que el juicio comience’ y que sea ‘por la casa de Dios’ (1 P. iv. 17)” (Edwards, Two Academical Exercises on the Subjects Bearing the Following Titles; Millennium and Last-Novelties, 1744).

Edwards escribió la declaración anterior en un ensayo de alumno de último año mientras estaba en Seminario Bautista de Bristol, Inglaterra, antes de venir a Norteamérica. Al principio de este ensayo, en un comentario dirigido a su maestro, Edwards dijo,

“¿Y me ha tocado tratar el Milenio o el reino de mil años de Cristo en la tierra? Es de lamentar, señor, ¡que no le haya asignado tal tarea a uno de esos estudiantes más viejos y más capaces! Pero puesto que es de su beneplácito, haré lo posible: Y EN ESE INTENTO APLICAREMOS UNA REGLA GENERAL QUE A MENUDO USTED HA RECOMENDADO, VIZ. ‘TOMAR LAS ESCRITURAS EN UN SENTIDO LITERAL, A MENOS QUE ESO NOS LLEVE A UNA COTRADICCIÓN O A UN ABSURDO.’”

Esta regla de la interpretación literal de la profecía es exactamente la regla que aplican los pre-tribulacionistas hoy en día. Es la regla que enseño en mis cursos de interpretación bíblica.

Edwards rechazó directamente el enfoque alegórico. Sobre las profecías del reino del milenio dijo, “Los anti-milenaristas hacen un trabajo miserable con estos textos.”

Edwards estaba escribiendo 175 años antes de la destrucción de la fortaleza del imperio otomano en la tierra de Israel (1917) y 200 años antes del establecimiento del actual estado de Israel (1948), pero sabía que estas cosas sucederían. Considere la siguiente predicción fascinante que hizo basándose en una interpretación literal de la profecía bíblica:

“El imperio turco u otomano serán destruidos; porque de otro modo los dueños legítimos no podrán poseer su herencia… Las doce tribus (como se observó anteriormente) regresarán a su herencia antigua, de otro modo, ¿cómo podrían los doce apóstoles ser sus jueces? … En esta capacidad unida ellos reconstruirán Jerusalén en su lugar y el templo en su lugar en el monte de Sion; porque el anticristo se sentará en este templo como dios y será la abominación mencionada por Daniel y que Cristo hace referencia” (Edwards, Two Academical Exercises on the Subjects Bearing the Following Titles; Millennium and Last-Novelties, 1744).

Viendo el caso de Morgan Edwards es obvio que hubo bautistas en el siglo XVII en Inglaterra y Norteamérica que sostenían el principio literal de la interpretación de la profecía bíblica y no el principio alegórico.

Debemos recordar que la mayoría de los predicadores no dejan un registro permanente de sus enseñanzas. Desde los días de Pablo hasta los nuestros, la amplia mayoría de sanos predicadores han sido hombres comunes en vez de eruditos.

Frecuentemente no son escritores y no publican libros. En el registro de la historia de la iglesia sólo tenemos una leve vislumbre de lo que estaba sucediendo y esa vislumbre está basada en lo poco que ha sobrevivido de lo poco que fue registrado.

“Pues mirad, hermanos, vuestra vocación, que no sois muchos sabios según la carne, ni muchos poderosos, ni muchos nobles; sino que lo necio del mundo escogió Dios, para avergonzar a los sabios; y lo débil del mundo escogió Dios, para avergonzar a lo fuerte” (1 Co. 1:26-27).

Escrito por D. Cloud