La primera semana de mi primer año en el seminario, decidí acompañar unos compañeros al centro para predicar en las calles. Aunque nunca había hecho algo así antes, no quise rechazar la invitación y después me acusaran de ser poco comprometido con el evangelismo. Fuimos al centro y unos alumnos se pusieron a predicar en la cuadra directamente enfrente de una discoteca llena de personas con botellas de cerveza. Después de unos minutos gritando el evangelio, la gente empezó a gritar a su manera (¡palabras que no se debe repetir!) y botellas vacías comenzaron a volar hacia nuestra dirección. ¡Era como si hubiéramos pisado el nido de avispas! Por fin llegó la policía para mantener orden.
Aunque hubo muchos celos para predicar el evangelio, hubo una falta de conocimiento de cómo predicarlo efectivamente. Gracias a Dios fue una lección sobre la comunicación y la siguiente semana cambiamos nuestro método.
La comunicación es lo que hacemos como pastores y obreros. Se nos ha encomendado la gran responsabilidad de predicar la Palabra de Dios y entregar sus verdades preciosas; por ende debemos comunicarla efectivamente, honestamente y responsablemente.
Cuando se trata de la comunicación hay varios elementos que se debe evaluar antes de abrir la boca.
Evalúa el Mensaje
El mensaje o lección que enseñamos siempre debe ser bíblicamente preciso y un trato honesto del contexto. Las Sagradas Escrituras deben ser manejadas fielmente y libre de opiniones extra-bíblicas, motivos ocultos o vendettas personales. Antes de predicar debes preguntarte ¿He dado el tiempo y el estudio necesario para poder predicar adecuadamente el texto?
Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad. 2 Timoteo 2:15
Evalúa el Mensajero
La vida privada debe reflejar el mensaje que quieres comunicar. El mensaje de un mensajero respetable y fiable lleva mucho más peso. Una buena pregunta antes de predicar es ¿Hay deficiencias en mi carácter que afectarán y estorbarán la disposición de los oyentes a acoger los principios que quiero que reciban?
Ten cuidado de ti mismo y de la doctrina… 1 Timoteo 4:16
Evalúa el Motivo
Pablo escribió a la iglesia en Filipos que “unos anuncian a Cristo por contención y no sinceramente.” Antes de subir el púlpito, un chequeo de motivos sería adecuado: ¿Por qué quiero predicar lo que estoy por predicar? ¿Qué me está impulsado? ¿Tengo el espíritu correcto y el corazón recto? ¿Estoy motivado a edificar la iglesia para hacer la voluntad de Dios o manipularla para obedecer a mis caprichos?
Porque ellos salieron por amor del nombre de Él…pero Diótrefes, al cual le gusta tener el primer lugar. 3 Juan 7,9
Evalúa el Tono
Saber cómo comunicar es de igual importancia como saber que comunicar. Cuando Jesús predicó a la multitud “daban buen testimonio de él, y estaban maravillados de las palabras de gracia que salían de su boca.” La manera de decir algo da respaldo a lo que uno está diciendo. El tono ayuda o disminuye el mensaje que estamos comunicando.
…estad siempre preparados para presentar defensa con mansedumbre y reverencia… 1 Pedro 3:15
Evalúa el Momento
Lo que se dice puede ser correcto, pero el momento que se elige para decirlo podría ser incorrecto. El mensaje dicho en el momento preciso es aún más poderoso.
El hombre se alegra con la respuesta de su boca;
Y la palabra a su tiempo, ¡cuán buena es! Proverbios 15:23
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