USTED DECIDE
Vea la instrucción del libro de Proverbios, el libro de la sabiduría: “Porque cual es su pensamiento en su corazón, tal es él” (Proverbios 23:7). Todas las personas están donde están por su propia decisión; sus pensamientos lo han puesto allí. Sus pensamientos pueden desanimarlo o mantenerlo desanimado, no permitiéndole que salga a flote para darse un respiro. Sus pensamientos pueden permitir que sea feliz o miserable, estar amargo o perdonar, y estar desanimado o animado. Sus pensamientos determinarán quién es; entonces debe pensar lo correcto o llegará a ser algo que lamentará.
Los pensamientos son el alimento para el alma. Si se alimenta de pensamientos malos o negativos inevitablemente llegará a estar débil, enfermo y no podrá funcionar bien. Si se alimenta con pensamientos buenos y positivos llegará a estar saludable y fuerte. No puede culpar a otros por el resultado; es el resultado de lo que ha puesto dentro de sí. Nuestros pensamientos pueden hacernos agradecidos, amargos, ingratos, felices o miserables. Es una decisión que tomamos.
Usted decide ser feliz, tener un buen matrimonio, disfrutar lo que hace, es decir tiene la capacidad de decidir ante cualquier detalle y aspecto de la vida. Aunque este pensamiento puede parecer extremo, cuando lo resumimos todo, usted ha decidido hasta ahora quién es y dónde está.
Usted decide estar o no estar desanimado. Puede parecer grosero, cruel e insensible, pero el desánimo es una de las actitudes más egoístas que podemos adoptar. Nos llegamos a desanimar porque la gente no nos respeta de la forma en que queremos o porque no se nos ha agradecido, alabado o apreciado. Muchas veces todos nos “enfocamos en nosotros mismos” aunque no deseamos admitirlo. Entonces usted debe decidir pensar en otros y no en sí mismo. Al hacer eso se ocupará de la mayor parte del desánimo. Usted escoge la felicidad porque decide pensar las cosas correctas y positivas.
Usted decide estar satisfecho en el matrimonio porque decide pensar lo mejor de su cónyuge en lugar de permitir que los aspectos negativos gobiernen sus pensamientos. El matrimonio puede ser la bendición más grande o la carga más grande sobre la faz de la tierra. Las personas que no son felices en su matrimonio también pasan tiempos difíciles en otras áreas de la vida. Tener un buen matrimonio requiere de trabajo y sacrificio. Uno puede decidir trabajar duro o rendirse, sacrificarse o ser egoísta, amar o esperar, ser fiel o infiel. Usted escogió a su cónyuge el momento en que se casó y también escoge seguir amando y ser feliz o no. La belleza, felicidad y satisfacción son lo que cree que son en su mente. Su cónyuge puede ser hermosa, usted puede ser feliz y puede estar satisfecho si simplemente decide hacer eso.
Usted decide cómo siente porque decide cómo pensar. Usted decide ser feliz, amar la vida, amar a su cónyuge y disfrutar lo que hace. Nadie puede volverlo enfadado, amargado, airado o hacer que quede herido; usted escoge ese sentimiento. Por supuesto, las circunstancias pueden parecer que lo empujan a un camino u otro, pero usted debe decidir si llegará o no a estar enfadado, amargado o herido. Sus sentimientos son el resultado de sus pensamientos, entonces escoja los pensamientos correctos y se sentirá de ese modo.
Usted decide no sentir lástima por usted. Todos podemos jugar el juego de la lástima, pero la autocompasión es autodestrucción. Decida enfocarse en sus bendiciones y no en sus cargas. Enfóquese en lo que está yendo bien en lugar de lo que no está yendo bien. Las personas que sienten lástima por ellas mismas hacen que sus amigos huyan de ellas tarde o temprano. Una persona que siente lástima por sí misma se enfoca en sí en lugar de otros y nadie quiere hablar con una persona absorta en sí misma. Sentir pena por sí mismo no mejorará su vida; de hecho hacer eso sólo hace que crea que las cosas están peor de lo que en verdad están. La autocompasión hará que se enfoque en los problemas y no en la solución, y nunca mejorará. Entonces decida dejar de sentir pena por sí mismo, llegue a ser agradecido y encuentre soluciones en lugar de enfocarse en los problemas.
Usted decide el gozo. En el libro de Eclesiastés vemos que Salomón tenía todo lo que el mundo y el dinero podían ofrecer. Tenía un zoológico en su casa, fiestas cuando lo deseaba, una gran bañera, gente que trabajaba para él para lo que quisiese, la mejor comida todos los días y absolutamente cualquier cosa que podía imaginar o soñar. Pero aun así no tenía gozo. A todo lo llamó vanidad. Todo le parecía vacío, sin valor e insatisfactorio. Termina el libro de Eclesiastés diciendo que la vida se trata de temer y conocer a Dios. Entonces el gozo para él no eran las cosas materiales, sino las cosas espirituales. El gozo no es un sentimiento emocional; es una decisión mental. Cuando viví en Sudamérica conocí personas que vivían en casas hechas de retazos de madera, con un baño y plomería sin terminar y con una cocina o dormitorio indeseable, pero todavía tenían gozo. No tenían un vehículo o buena ropa, pero eran felices. La razón por la que eran felices era porque el gozo es interno, no externo. El gozo se encuentra en su actitud, no en sus posesiones. El gozo, según Salmos 16:11, finalmente se encuentra en la presencia de Jesús. Tenemos gozo porque escogemos a Jesús en lugar de las posesiones.
Usted decide estar enojado. Nadie puede forzarlo a estar enojado; usted decide estar así. No puede evitar lo que le suceda, pero puede decidir cómo reaccionar cuando algo le suceda. La ira hace que las personas terminen las relaciones, tengan ataques de ansiedad, tomen malas decisiones y se comporten mal. Santiago 1:20 dice que la ira del hombre no obra la justicia de Dios. Pero no tiene que permitir que gane la ira; puede decidir no responder, alejarse, tomar un respiro y pensar antes de hablar. Proverbios 16:32 nos dice que una persona que tarda en airarse es mejor que el fuerte. La ira no tiene que controlarnos. Podemos decidir controlarla.
Usted decide perdonar. Lo opuesto al perdón es la amargura. Cuando decide no perdonar a alguien finalmente albergará la amargura, la cual llega a ser un cáncer que come su felicidad. Decida perdonar. Escoja perdonar. Escoja entregarlo a Dios y no tenga resentimiento. Cuando guarda rencor de hecho le está dando a la otra persona el poder sobre su vida. Retenga el control y el poder perdonando a otros. Por supuesto, alguien podría haberle causado daño, y podría pensar que tiene el derecho a sentirse ofendido y herido. Sin embargo, lo mejor que puede hacer por su salud, su relación con otros y con el Señor es decidir perdonar.
Usted decide ser agradecido. Puede estar agradecido por el 90% de lo que tiene o pensar en el 10% que no tiene. Enfóquese en las muchas bendiciones que Dios le ha otorgado. Sea agradecido expresándolo constantemente a otros con sus propias palabras, en sus oraciones y en sus pensamientos. Decida no quejarse. En lugar de ello sea agradecido por todo lo que se le ha dado.
Usted decide estar cerca de Dios. Para mí es interesante que Santiago 4:8 diga que si nos acercamos a Dios Él se acercará a nosotros. Estamos tan cerca de Dios como deseemos estarlo. Decida acercarse a Dios. Podemos salirnos del camino de Dios, pero Dios no nos deja. Entonces decida regresar a Él emocional, física y espiritualmente o de la forma que sea necesaria.
Usted decide no permitir que el pasado sea una excusa para no vivir la vida a plenitud. No importa la educación, economía, lugar, familia o cualquier otra circunstancia que se le haya asignado en la vida, no puede usar sus antecedentes como una excusa. Su pasado no tiene que determinar el que sea un buen cónyuge, padre, trabajador o persona exitosa. No tiene que permanecer ignorante. Puede leer libros, hablar con otros, crecer y aplicar las verdades a su vida. Decida cambiar el presente y el futuro no quedándose en el pasado.
Usted decide no ofenderse fácilmente. No puede controlar cómo otros se sienten con usted o cómo lo tratan, pero puede controlar cómo usted los trata. Aprender a pasar por alto comentarios o críticas le ayudará a no darse por ofendido. Muchas personas se ofenden muy fácilmente. Cuando escuche o detecte una observación crítica o comentario hiriente, decida ignorarlo. Una persona que se ofende fácilmente no es una persona bien equilibrada.
Quizás sus expectativas son muy altas. Recuerde que nadie le debe nada. Quizás necesita morir a sí mismo en lugar de permitir que las cosas lo molesten. Decidir no ser fácilmente ofendido evitará que pierda amistades y le abrirá puertas. Salmos 119:165 dice, “Mucha paz tienen los que aman tu ley, y no hay para ellos tropiezo.” La Palabra de Dios da paz que sobrepasa todo entendimiento y le ayuda a perdonar. Enfóquese en lo bueno en lugar de lo malo y no se dé por ofendido por lo que se le aparece en el camino, sea de parte del mundo o de otros cristianos.
Usted decide amar porque el amor cubre una multitud de pecados, errores y ofensas. Puede decidir ser maduro y no darse por ofendido por las muchas cosas que se le aparecen en el camino.
Me resulta interesante la historia de Lucas 10. Los discípulos son enviados a predicar. Después de regresar de su misión los discípulos parecen estar llenos de gozo al decirle a Jesús lo que vieron, pero en lugar de que Jesús los felicite, les dice que su enfoque está equivocado. Los discípulos estaban enfocándose en el momento emocional pero Cristo quería que se enfoquen en la verdad eterna de que sus nombres estaban escritos en el cielo. Su gozo estaba decidiendo pensar en lo correcto. Incluso para nosotros, un buen día depende del enfoque que tengo y lo que pienso. ¿Estoy enfocado en las circunstancias cambiantes que me rodean o en el hecho inmutable que mi nombre está escrito en el cielo?
Veamos lo que dice Filipenses 4:8:
Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad.
Nuestros pensamientos nos moldean hacia lo que llegaremos a ser, entonces debemos decidir pensar y vivir en las verdades.
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