- Preséntele una lección bíblica a su clase. No se necesita la opinión del hombre, sino la clara enseñanza de la Palabra de Dios.
2 Timoteo 3:16-17, “Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra.”
Enseñe la Biblia, ¡y nunca tendrá que temer por el fundamento de su lección!
La experiencia no es un fundamento seguro. Los sentimientos no son un fundamento seguro. ¡Sólo la Biblia es el fundamento seguro!
- Use su guía de la lección – léala y estúdiela.
- Use una buena concordancia bíblica, un diccionario bíblico y comentarios bíblicos.
- Tome notas durante su tiempo de estudio. Continúe tomando notas durante su semana de preparación siempre que Dios lo mueva y le enseñe.
- No hay reemplazo para el estudio, oración y preparación personal. Se necesita de un estudio diligente para presentar una buena lección.
2 Timoteo 2:15, “Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad.”
- Organice su material alrededor de su bosquejo. La Biblia dice “decentemente y con orden.” Se requiere diligencia para presentar una buena lección bíblica.
- Sepa la meta de cada lección, sepa su objetivo. Se debería resumir en 1-2 oraciones. Esta es la verdad central de la lección y su aplicación. Refiérase a su meta regularmente mientras enseña. Mencione su meta de manera concisa.
- Capture la atención de sus pupilos con la introducción. Algunas veces su introducción puede ser una pregunta.
- Use historias, ilustraciones y lecciones objetivas.
Ellas abren ventanas. A Charles Spurgeon le gustaba referirse a las ilustraciones con la metáfora de una ventana. Dijo en su libro Discursos a mis Estudiantes:
“Nuestro Salvador, que es la luz del mundo, se preocupó por llenar su discurso con símiles con el fin que la gente común lo escuche gustosamente: su ejemplo marca con suma autoridad la práctica de iluminar la instrucción celestial con comparaciones y símiles. A todo predicador de la justicia así como a Noé, la sabiduría le ofrece un mandamiento, ‘Una ventana harás al arca.’ Puede edificar definiciones y explicaciones laboriosas pero aun así dejar a los oyentes en la oscuridad en cuanto a su significado; pero una metáfora enteramente adecuada aclarará maravillosamente los sentidos.”
- Mantenga el interés a lo largo de la lección. Levante y baje el tono de su voz. Mantenga la atención y el involucramiento del pupilo. De vez en cuando realice interacciones durante la lección.
- Enseñe de un modo sistemático. Desarrolle y amplíe la lección.
- Haga preguntas. A menudo esta es la mejor forma de enseñar, también permita que los estudiantes hagan preguntas.
- Use ayudas visuales. Algunas veces una ilustración comunica lo que lo pueden hacer las palabras.
- Practique enseñando en voz alta.
- Tenga buena gramática y use las palabras precisas. Nunca use el lenguaje inapropiado. Mida sus palabras.
- Cuando termine la lección realice aplicaciones de la lección.
- Sea usted mismo. Si Dios lo dirige a apretar el puño, entonces hágalo. Si tiene que golpear con el pie, hágalo. Sin debe llorar, ¡entonces deje que fluyan las lágrimas! Ría, grite, regocíjese, susurre: haga las cosas que el Señor le dirija a hacer, todo para la gloria de Dios y el progreso de la fe cristiana.
- ¡Ponga todo de sí! ¡Dependa de Dios mientras enseña!
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