Tengo más de 40 años, eso quiere decir que ya no soy joven, y además no llegué a ser “Dotado y Talentoso” de chico, es por eso esta publicación no es acerca de mí sino acerca de los líderes jóvenes que son etiquetados como talentosos, sorprendentes, “el futuro,” y muchos otros calificativos y frases similares. En los últimos años hemos visto sucumbir a muchos líderes jóvenes talentosos dentro de las esferas ministeriales. Hay ministerios que se han perdido, hay matrimonios que se han disuelto y hay muchas personas que han resultado heridas.
He escuchado a varios pastores y consejeros preguntarse en voz alta sobre los peligros de encumbrarse muy rápido en el ministerio o de llegar a ser muy influyente a una edad joven.
No obstante no es un fenómeno que sólo ocurre en el ministerio de la iglesia local. Jennifer y Gianpiero Petriglieri han conducido extensas investigaciones en personas que han sido calificadas como “talentosas” en sus carreras y diversos campos, y es así que han descubierto que aquellos a los que se les ha asignado el título de talentoso a menudo renuncian temprano o tienen luchas intensas a causa de las expectativas puestas en ellos. La bendición de ser llamado un individuo de alto rendimiento puede fácilmente convertirse en una maldición.
Aun cuando es posible sumar todo lo que va mal en el corazón de un líder ministerial que ha sido llamado “excepcional” o “líder espectacular,” aquí presentamos tres peligros que enfrentan los líderes ministeriales “talentosos,” tres peligros de los cuales deben guardarse nuestros corazones:
1. Las habilidades pueden dejar atrás a la santificación.
Cuando un líder ha sido continuamente afirmado por sus habilidades, el líder puede obsesionarse por el desarrollo de aquellas habilidades en lugar del desarrollo de la integridad. Si el líder comienza a creer que lo que lo puso en una determinada posición es la habilidad, y no es la elección del Señor, entonces el líder puede fácilmente dedicarse más intensamente a la perfección de aquellas habilidades mientras que le dedica muy poco espacio a la integridad y al carácter. Cuando las habilidades dejan atrás a la santificación el líder va camino a la caída. Cuando las presiones de la posición tienen más peso que el carácter de uno entonces la autodestrucción es inevitable.
2. El enfoque puede estar en la obra para Cristo en lugar de la obra de Cristo.
Todos nosotros, como somos propensos a desviarnos de la gracia de Dios y enfocarnos en nosotros mismos, experimentamos la tentación de mirar lo que hacemos en lugar de lo que Él ha hecho. Quizás las personas resueltas y orientadas al logro sienten que la tentación es más fuerte. Es un hecho que ser un líder joven resuelto que es continuamente afirmado por las acciones multiplica la tentación.
3. La identidad se puede encontrar en el rol en lugar de en el Señor.
Todos luchan por encontrar valor e identidad en algo menos que el Señor, y los líderes que reciben elogios por su trabajo se encuentran fácilmente susceptibles a encontrar valía en su desempeño en lugar de el de Dios. Hace poco escuché un podcast de Jennifer Petriglieri donde describía su investigación y trabajo y creo que fue útil su incentivo acerca de ver al “talento” como un don que uno tiene y no como quién uno es. Cuando los líderes del ministerio olvidan que antes que todo son hijos de Dios, entonces se enfocan en sus dones en lugar de hacerlo en el Dador de aquellos dones.
La única forma de vencer el peligro es verlo a Él y no que se vea a usted mismo. Quite los ojos de sus habilidades y mírelo a Él para obtener santificación. Quite los ojos de todo lo que está haciendo y mire lo que Él ha hecho.
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