Cada mes más de 1700 pastores dejan el ministerio.
Esta cifra asombrosa incluye a los pastores más brillantes e inspiradores del país. Para evitar la continua huida de nuestros pastores tenemos que entender la causa del problema. Aunque toda situación es diferente, las razones por las que los pastores abandonan el ministerio son similares.
Presentamos 10 razones comunes por las que los pastores se retiran muy pronto.
- Desánimo.
Las quejas hablan más fuerte que los cumplidos. Puede recibir 15 cumplidos y una queja, pero la queja es la que se insertará.
Cuando escuche críticas y vea los asientos vacíos se dará cuenta que es difícil ver el impacto que está logrando. La clave es recordar que no importa cuántas cosas negativas escuche, siempre lo está haciendo 10 veces mejor.
- Fracaso.
A muchos pastores se les hace difícil reconocer el éxito. Se comparan con otros pastores y con otros ministerios. Las comparaciones sólo producen dos resultados:
(1) Piensa que es mejor, lo cual produce una soberbia excesiva, o
(2) siente que no da la talla, lo cual crea un sentimiento de fracaso.
La clave es no compararse sino celebrar los éxitos propios.
- Soledad.
Al haber muchas personas que buscan la guía del pastor se hace difícil que los pastores bajen la guardia. No quieren que se les encuentre de una forma que no sea perfecta. Sienten que no pueden ser transparentes y vulnerables. Eso crea un sentimiento de aislamiento.
Es importante que los pastores encuentren personas con las que puedan abrirse y compartir sus luchas, en lugar de absorberse y aislarse.
- Fracaso Moral.
El fracaso moral de los pastores se magnifica más en ellos que en la persona promedio. La clave para evitar los fracasos morales es crear un sistema de prevención de riesgo.
Cuando se encuentre con alguien del sexo opuesto: Haga que su cónyuge se entere de eso, nunca haga su encuentro a puertas cerradas y no hable de temas de relación. Para evitar la pornografía hay programas que pueden monitorear o bloquear su actividad en la red.
- Presión Económica.
La mayoría de los ministerios son sin fines de lucro, es así que los pastores no son bien compensados. Es difícil continuar cuando no puede brindar la vida que desea su familia. Luego ve a amigos que no están en el ministerio que tienen grandes casas y buenos automóviles.
Los pastores pueden aliviar la presión con una mejor planificación financiera. Intente seguir la regla 80-10-10—10 por ciento para la iglesia, 10 por ciento para los ahorros y 80 por ciento para vivir.
- Ira.
Cuando las cosas no están yendo bien los pastores llegan a enojarse—con otros, con ellos mismos o con Dios. Los pensamientos que aparecen son: “Hice todo lo que me dijiste. Fui al seminario. Comencé un ministerio. ¿Por qué no estás haciendo lo que dijiste?” Lo peor que ocurre con la ira es que se esparce como fuego incontrolado.
La medicina para la ira es el perdón. Tenemos que perdonar para poder avanzar.
- Agotamiento.
Los pastores son puestos en una rueda de molino. Van del ministerio a una visita en el hospital, luego a escribir un mensaje, luego a reunirse con los miembros de la congregación. Simplemente paran corriendo hasta que se quedan sin pasión o energía. Llegan a estar agotados y exhaustos.
Las vacaciones y los períodos sabáticos pueden brindar perspectiva. Otra clave es empoderar a otros líderes para que todo el peso no esté solamente en los hombros del pastor.
- Salud Física.
Muchos pastores trabajan demasiado y simplemente descuidan sus cuerpos. Cuando está ocupado es fácil no comer adecuadamente. Sin embargo comer la comida apropiada es esencial para la salud física. Esto hace la diferencia entre nutrir el cuerpo y agotar el cuerpo.
A esto se suma que los pastores no tienen un descanso suficiente o no consiguen ejercitarse regularmente. El ejercicio hace una enorme diferencia entre la salud física y mental.
- Problemas Matrimoniales/Familiares.
Muy a menudo, la esposa y los hijos del pastor pasan a segundo plano en el ministerio. La clave es el equilibrio.
El matrimonio tiene que ser la prioridad máxima. La relación con su cónyuge es la relación más importante que tiene en la tierra.
Tiene que alimentar sus relaciones familiares—sea que eso signifique tener una noche en familia o buscar consejería.
- Muy Ocupado/Impulsado.
Muchos pastores simplemente no están trabajando eficientemente. No protegen sus horarios o no se dan el espacio que necesitan. No han aprendido a decir “no.” Estar ocupado no siempre significa ser productivo. Los pastores necesitan encontrar formas de maximizar el uso de su tiempo. Usted tiene que aprender a decir “no” en los momentos adecuados.
Dele una mirada a estos 10 puntos, luego ore y pregúntele a Dios: ¿De qué área necesito encargarme? ¿Dónde tengo problemas?
Una vez que identifique las áreas en las que necesita mejorar, dé los siguientes tres pasos:
- Pida ayuda. Si tiene problemas no hay nada de malo con pedir la ayuda de alguien.
- Rinda cuentas. Encuentre un grupo o una persona a quien le rinda cuentas en las áreas que cree es débil.
- Encárguese de sus decisiones. Ante todo usted controla el camino por el que camina.
Tome sus acciones y precauciones para no permitir que estas 10 razones lo aparten de su pasión por el ministerio y su llamado.
Publicado originalmente en churchleaders.com
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