En muchos sentidos, la adversidad es como un entrenamiento militar: ardua, dolorosa y difícil. Las dificultades nos obligan a adoptar rutinas y hábitos nuevos que nos permiten madurar en los aspectos físicos, mentales, emocionales y espirituales de nuestro ser, así como crecer en nuestra relación con el Señor.
En tiempos de prueba, necesitamos permanecer valientes y fieles. También debemos estar firmes en nuestra devoción al Señor mientras batallamos contra sentimientos de duda, temor y limitación. Él nos dará fuerza y esperanza, no sólo para soportar penalidades sino para hacer los cambios necesarios en nosotros, a fin que podamos reclamar las bendiciones de Dios.
Como ayudante de Moisés, Josué había crecido en su fe en sus habilidades de liderazgo, además que conoció la adversidad muy de cerca. Sin lugar a dudas, los cuarenta años de peregrinaje en el desierto lo habían sometido a penurias físicas, espirituales, emocionales y mentales que le hicieron entender la cruenta realidad del dolor y el sufrimiento.
Sin embargo, Josué también sabía que el Señor estaba con él y con la nación de Israel. Esta certeza fue todo lo que necesitó para perseverar, por muy difícil que fuera la situación.
Cuando al pueblo de Dios le llegó la hora de cruzar el río Jordán y ocupar la tierra prometida, el Señor nombró a Josué sucesor de Moisés y lo exhortó a ser valiente:
- “Esfuérzate y sé valiente; porque tú repartirás a este pueblo por heredad la tierra de la cual juré a sus padres que la daría a ellos” (Josué 1:6)
- “Solamente esfuérzate y sé muy valiente, para cuidar de hacer conforme a toda la ley que mi siervo Moisés te mandó”… (Josué 1:7)
- “Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios estará contigo en dondequiera que vayas” (Josué 1:9)
Note los tres aspectos que le requerían a Josué a ser valiente:
- Tomar decisiones que afectaban a las personas bajo su mando.
- Guardar las leyes y los mandamientos en medio de circunstancias cambiantes; y
- Recordar continuamente que el Señor estaba con él, así la situación del momento indicase lo contrario.
Habrá momentos en que cada uno de nosotros necesita valentía es esas mismas áreas. Las tormentas de la vida llegan sin avisar y nos hacen clamar la ayuda de Dios. Por eso necesitamos su sabiduría, esperanza y seguridad. Además cuando comparamos las dificultades y pruebas de la vida con el poder de Dios, recobramos la valentía que necesitamos para proceder al triunfo, porque Él ya ha ganado la victoria eterna por nosotros.
de Principios de vida por Charles Stanley
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