Una corriente de turbulencia viene de restringir la intención salvadora de Dios a un subconjunto de la humanidad, los elegidos. ¿Cuán amplias son las intenciones salvadoras de Dios? Si “de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito” (Jn. 3:16, énfasis añadido), entonces parecería que el corazón amoroso del Padre abrazó todo el mundo mientras puso en ejecución la misión salvadora de Su Hijo. Vemos que Jesús “es la propiciación por nuestros pecados; y no solamente por los nuestros, sino también por los de todo el mundo.” (1 Jn. 2:2, énfasis añadido). El mismo escritor elabora este ministerio de expiación conectándolo con el amor de Dios: “Dios es amor. En esto se mostró el amor de Dios para con nosotros, en que Dios envió a su Hijo unigénito al mundo… en propiciación por nuestros pecados” (1 Jn. 4:8-10). Parece que el amor universal de Dios activa la misión mundial de la redención.
Nótese también cómo Pablo empuja el argumento de Romanos 1-11 hasta una conclusión culminante: “Porque Dios sujetó a todos en desobediencia, para tener misericordia de todos” (Ro. 11:32, énfasis añadido). Aquí el alcance de la intención de Dios para tener misericordia se enlaza con la pecaminosidad humana, como se indica por la palabra repetida todos. Si Pablo ya ha establecido en Romanos 1-3 que todos los seres humanos sin excepción han sido sujetos a desobediencia, entonces la simetría de la expresión de Pablo en Romanos 11:32 implica fuertemente que Dios intenta tener misericordia en un alcance similar: tener misericordia de todos los seres humanos sin excepción. Incluso si permitimos que Pablo pueda estarse refiriendo a los judíos y gentiles como grupos de personas, no debemos imaginar que el deseo de Dios de mostrar misericordia no se aplique a todo individuo dentro de cada grupo. Después de todo, Pablo establece que todos los seres humanos están bajo pecado sosteniendo que tanto gentiles (Ro. 1:18-32) y judíos (Ro. 2:1-3:20) como grupos de personas están bajo pecado. Si aceptamos la estrategia de Pablo de acusar a todo individuo mediante la acusación del grupo, entonces la coherencia nos pide que sostengamos la misma extensión con respecto a la misericordia de Dios, como Romanos 11:32, parece indicarlo.
Las epístolas pastorales abundan con pasajes que señalan las intenciones universales salvadoras de Dios, “Dios nuestro Salvador, el cual quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad” (1 Ti. 2:3-4); “Jesucristo hombre, el cual se dio a sí mismo en rescate por todos” (1 Ti. 2:5-6); “esperamos en el Dios viviente, que es el Salvador de todos los hombres, mayormente de los que creen” (1 Ti. 4:10); “Porque la gracia de Dios se ha manifestado para salvación a todos los hombres” (Tit. 2:11). Dado el uso rotundo de todos en estos pasajes para identificar a aquellos a quienes Dios desea salvar, el peso de probarlo de otro modo va hacia aquellos que sostienen que los escritores bíblicos asumieron una limitación a aquellos que serían salvos.
Jerry L Wall. (2004). ¿Por qué no soy calvinista? IVP Books; First Edition
0 Comments