Como Director del Our Generation Training Center, tengo el privilegio de formar una pequeña parte en la capacitación de jóvenes y jovencitas para que tengan un servicio exitoso en el campo misionero. Y hoy me gustaría tratar con aquellos que están considerando entrar en el ministerio. Creo con todo mi corazón que si Jesús estuviese ahora mismo con nosotros rogaría que más jóvenes entreguen sus sueños y aspiraciones, y se involucren en Su ministerio. He visto países como China con millones de personas donde no se lleva a cabo mucho trabajo evangélico, ni siquiera se puede decir que es suficiente tomando en cuenta su población actual. He visto “lugares de reunión”—que serían “llamados” iglesias evangélicas—en el África donde se ha pervertido el evangelio. La necesidad alrededor del mundo definitivamente es GRANDE, incluso URGENTE, y necesitamos jóvenes que rindan sus vidas por la propagación del evangelio.
Habiendo dicho eso, esta es la sorpresa desagradable: ¡No creo que usted necesite aplicar! En estos últimos años, siendo el Director del OGTC, he visto jóvenes ir y venir. Algunos jóvenes tienen una gran “carga.” Otros son extremadamente “espirituales,” pero parece que una buena mayoría de estudiantes abandonan por una u otra razón. Puedo contarle historia tras historia de jóvenes que tenían bastante apoyo y ánimo, otros que decían no tener apoyo, algunos que habían dejado becas en la universidad y otros que no estaban haciendo nada. Lo único que tuvieron todos en común fue que abandonaron. No son sólo algunos los jóvenes que he visto ir y venir; he visto muchos. Al principio duele ver que los estudiantes abandonen y ahora puedo decir que todavía causa dolor verlos irse. Mis intenciones no son ser crudo, maleducado o manipulador. Preferiría ahorrar un dolor de cabeza tanto para usted como para mí. Sin embargo espero que haya, y habrá, algunos que prueben que estoy equivocado; es así que le presento algunos hechos que le ayudarán a evaluar el costo antes que aplique.
¿Qué tipo de hombres no deberían aplicar para entrar al ministerio?
No necesitan aplicar los no enseñables. No hay nada más frustrante que una persona que lo sabe todo. Si ya sabe cómo tener éxito en el ministerio, entonces le pido por todos los medios que por favor no aplique. Estamos buscando hombres enseñables que tengan hambre por Dios. Imagine las repercusiones que enfrentaría un soldado joven, que va al campamento militar, si le dijese a su instructor de ejercicios que ya sabe correr y que no necesita correr con los otros. Piense en cuán ridículo sería que un estudiante de curso introductorio a medicina le dijese a su asesor que ya está listo para operar porque de niño nunca perdió en el juego de mesa Operando. Aunque estas ilustraciones extremas son tontas, la mayoría de veces ocurre lo mismo dentro de los jóvenes que se capacitan para el ministerio. En Proverbios 13:18 se nos enseña, “Pobreza y vergüenza tendrá el que menosprecia el consejo; mas el que guarda la corrección recibirá honra.” ¡Usted tiene que ser enseñable! Tiene que ser enseñable si desea tener éxito. Tendrá que humillarse y decir, “No sé.” Tiene que ser un estudiante si quiere tener éxito en el ministerio. Jesús no escogió jóvenes que estaba en escuelas rabínicas—los seminarios de su tiempo. Sino más bien, escogió doce hombres ordinarios y les enseñó mucho.
No necesitan aplicar los que se rinden. ¡No puede ser uno que se rinde! Si se rinde constantemente no debería aplicar. Estar en el ministerio es muy importante y muy exigente. La opción de rendirse se presentará muchas veces en el ministerio. Si ya es uno que se rinde, la tentación de rendirse y probablemente el resultado será catastrófico para usted. Necesita ver su vida con honestidad y determinar si ya ha desarrollado el hábito de rendirse o no. El ministerio no es para el débil de corazón. Incluso Pablo y Bernabé fueron abandonados por Juan Marcos en su primer viaje misionero. (Habiendo zarpado de Pafos, Pablo y sus compañeros arribaron a Perge de Panfilia; pero Juan, apartándose de ellos, volvió a Jerusalén.” Hechos 13:13) Tiene que tener la actitud de no rendirse. Tiene que ser como el general que quema los puentes detrás de él para que sus soldados no se retiren cuando la batalla se haga dura y difícil. No hay vuelta atrás; no hay rendición para el hombre de Dios. Le recuerdo que Cristo pidió que Sus discípulos no miren atrás. Vea la respuesta de Cristo a aquellos que dijeron que le seguirían:
Yendo ellos, uno le dijo en el camino: Señor, te seguiré adondequiera que vayas. Y le dijo Jesús: Las zorras tienen guaridas, y las aves de los cielos nidos; mas el Hijo del Hombre no tiene dónde recostar la cabeza. Y dijo a otro: Sígueme. Él le dijo: Señor, déjame que primero vaya y entierre a mi padre. Jesús le dijo: Deja que los muertos entierren a sus muertos; y tú ve, y anuncia el reino de Dios. Entonces también dijo otro: Te seguiré, Señor; pero déjame que me despida primero de los que están en mi casa. Y Jesús le dijo: Ninguno que poniendo su mano en el arado mira hacia atrás, es apto para el reino de Dios. Lucas 9:57-62
Usted puede tener el deseo de servir en el ministerio. Incluso podría tener las buenas intenciones de hacer grandes cosas. Aquellos a quienes Cristo les respondió parecían tener el deseo inicial; y estoy seguro que tenían buenas intenciones. Pero aquellos deseos y buenas intenciones no fueron suficientes para ellos, así como tampoco son suficientes para uno que se rinde.
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