APÓYALA Y ESTABLÉCELA EN SU MINISTERIO
Trátala de forma tal que la ayudes a establecerse en su ministerio. Si creemos que ser madres es el llamado de Dios para ellas entonces es necesario que con mucho ahínco las animemos de forma tal que cada una de ellas se sienta motivada a cuidar de su hogar y a criar a sus hijos de una forma que agrada a Dios. Es la voluntad de Dios que cada esposo sepa preparar a su esposa para que cuando ella sea anciana pueda enseñar “a las mujeres jóvenes” (Tito 2.3-5)
APRENDE A DARLE CONSUELO Y SABER ESCUHARLA
Muchas veces se hace tan fácil pasarse el tiempo reprendiendo a nuestras esposas que nos olvidamos de lo mucho que ellas necesitan de una palabra de consuelo o de un oído dispuesto a escuchar. En ocasiones la reprensión se hace necesaria, pero es sabio utilizar todas las alternativas antes de reprender a nuestras amadas esposas. Quizá la reprensión no es lo que en verdad se necesita. El esposo que ama a su esposa sabe aceptar que ella también comete errores y la ayuda a aprender de esos mismos errores y fracasos. Por lo general, no es sabio corregir a la esposa en el mismo momento de su error. ¿Acaso te gustaría que ella lo hiciera cuando tú te equivocas?
Es bueno dejar pasar un tiempo prudencial para abordar el tema y tomar las medidas que sean necesarias. Tu esposa necesita que seas un buen oidor y alguien que sepa consolarla.
BUSCA PROVEERLE UN DISCIPULADO SANTIFICADO
Al repasar esta lista acerca de las maneras prácticas de amar a nuestras esposas, yo me doy cuenta que todas son actos de amor, formas por medio de las cuales el esposo puede “lavar y santificar” a su esposa a través de la Palabra de Dios (Efesios 5.26). Esta forma práctica de amar es lo que ayudará a que la esposa llegue a ser una verdadera discípula del Señor Jesucristo. Cuando este discipulado se desarrolla por medio de un esposo que ama a su esposa como “a sí mismo se ama” (Efesios 5.28), entonces él puede elevarla a un nivel mucho más alta en el aspecto espiritual.
APRENDE A ACEPTARLA DE FORMA INCONDICIONAL
En Cristo nosotros somos “aceptos en el amado” (Efesios 1.6) ¡Yo me siento muy agradecido por este mensaje ya que él mismo es una tremenda motivación para seguir creciendo en la santificación! En este mismo principio se aplica al matrimonio. El esposo es como el salvador de la esposa. Y el proceso de discipular funciona mejor en un ambiente de amor y aceptación incondicional del uno para con el otro. Cuando aprendemos a aceptar a nuestras esposas de la forma que ellas son, entonces ponemos un buen cimiento para su crecimiento cristiano. Es muy difícil lograr discipular a tu esposa si ella no se siente aceptada por ti.
ESPOSOS Y HERMANOS… ¡CUIDEN SU GLORIA!
Amados esposos y hermanos, por favor, cuiden bien su gloria. Ustedes se autodestruyen a sí mismos si no lo hacen. Tenemos que comenzar a anhelar crecer espiritualmente y madurar en el Señor. No es la responsabilidad de los pastores de la congregación cuidar de nuestra corona, la mujer. Es nuestra responsabilidad hacerlo y es nuestro deber obedecer a la Biblia en lo que se refiere al cuidado tierno de nuestras esposas.
Yo estoy seguro de que cada uno de ustedes ha llegado a comprender estos principios y si tienen un deseo interno fuerte de ponerlos en obra en sus propias vidas entonces la gracia de Dios les ayudará a mejorar sus matrimonios y en general sus vidas cristianas. Por favor, no olviden que si sus esposas no irradian gloria entonces ustedes son los que están perdiendo sus coronas.
¡Cuidemos pues nuestra gloria!
(Extracto del libro “La búsqueda de una descendencia para Dios”, Denny Kenaston, págs. 391-407, Literatura Monte Sion). Artículo preparado por Miguel Murillo.
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