SÉ HUMILDE
En sesiones de consejería matrimonial, se oye a algunas esposas decir: “Mi marido nunca dice: Lo siento”. Lo más triste del caso es que esta frase se escucha de bocas de esposas que sus esposos profesan ser cristianos. Las esposas saben perfectamente que sus esposos cometen errores. Por esa razón parece algo bastante injusto que su esposo nunca diga: “Lo siento”. Especialmente cuando él sabe que ella se ha dado cuenta de su error.
La integridad del esposo se pone a prueba en estas ocasiones y de seguro que la falta de humildad en él puede destruir cualquier cosa buena dicha o hecha en el pasado. Se hace necesario que cuando el esposo cometa un error que afecta a la esposa entonces le pida perdón y se humille ante ella para reestablecer la comunicación en la pareja y profundizar el cimiento de la confianza y el amor. Tal vez tú pienses que tu esposa te despreciará al haber confesado una falta y humillarte a ti mismo. Sin embargo, lo opuesto será lo que ocurrirá. Cuando un esposo hace algo así entonces el nivel de respeto de ella hacia él aumenta.
DETERMINEN HACER LOS PLANES Y LOS CAMBIOS JUNTOS
Muchos esposos, apoyados en una autoridad dictatorial, dañan el espíritu de unidad de su matrimonio al tomar decisiones sin consultar con sus esposas. ¡Esto representa un camino peligroso! Hermanos, no se les ocurra llegar a sus casas del trabajo y anunciarles a sus esposas que les parece que “Dios” les “está guiando a dejar el trabajo” para seguidamente decirle que “ya dejé el trabajo”. Lo mejor sería que no sorprendas a tu esposa con tal decisión ya que la inseguridad se apoderará de ella y le afectará en gran manera. El consejo que les doy es que consulten con sus esposas primeramente. No es que tengan que aceptar lo que ellas les digan, pero por lo menos escuchen sus opiniones. De hecho, las esposas se convierten muchas veces en las mejores consejeras que un esposo pueda tener.
Cuando el esposo rehúsa buscar el consejo de su esposa, él hiere el espíritu de unidad de su matrimonio. Lo cierto es que sin decir una sola palabra, él le dice a ella: “tu opinión no me interesa para nada”. Por lo general el hombre es quien mira el futuro, el soñador. Sin embargo la mujer es más del presente. Muchas veces tus sueños no se podrían cumplir si no tuvieras una esposa como la que tienes que vive la realidad actual. Es por eso que tú debes ser más sensible para con sus sentimientos.
NO COMPARES A TU ESPOSA CON OTRA MUJER
El apóstol Pablo nos avisa de los peligros de eso, al escribir acerca de la necesidad de estar “comparándose consigo mismos” (2Co 10.12). La relación conyugal se hiere y hasta puede destruirse cuando el esposo compara a su esposa con otra mujer. Muchos esposos cometen este error sin darse cuenta de lo mucho que hieren a sus esposas. Y lo peor de todo es que, por lo general, tales comparaciones se hacen con una reprensión. Quejarse en cuanto a la suciedad y el desorden de la casa, haciendo la comparación con la casa de la esposa de algún hermano, será como clavarle un cuchillo en lo más profundo del corazón de tu esposa. Tal queja a tu esposa unida a la forma injusta de hacer la comparación crea un malestar en su mente y le indican que no estas satisfecho con ella. Lo peor del caso es que ella cree que ahora tú estás pensando en otra mujer. Tú debes ser un hombre de una sola mujer y tu esposa debe estar segura de ello.
(Extracto del libro “La búsqueda de una descendencia para Dios”, Denny Kenaston, págs. 391-407, Literatura Monte Sion). Artículo preparado por Miguel Murillo.
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