Sobreviva – Prospere en la vida #3 Jeffrey Bush

by | Ene 8, 2018 | Vida Cristiana | 0 comments

Sobreviva – Prospere en la vida #3 Jeffrey Bush

by | Ene 8, 2018 | Vida Cristiana | 0 comments

¡DEJE DE PREOCUPARSE!

Ring, ring. Era de noche. Finalmente teníamos algo de paz pero el teléfono comenzó a sonar una vez más. Sí, era María. ¿Con qué nos saldría esta vez?

Todavía estábamos sirviendo en nuestra primera plantación de iglesia cuando conocimos a María. Era una argentina soltera de mediana edad que parecía tener más problemas que cualquier persona. De hecho no tenía todos los problemas que pensaba tener, sólo estaban en su mente. Llamaba a nuestra casa constantemente y hablaba una hora con mi esposa cada vez que llamaba. Pensaba que la gente hablaba de ella, pensaba que estaba enferma, pensaba que Dios no la amaba y podría continuar con la lista. Cada vez que hablábamos con ella se tranquilizaba por un momento, pero posteriormente llamaba o se aparecía con más problemas.

No tengo la intención de hablar mal de María (o de otra persona). Es triste que viva en tal miserable estado mental. Estoy seguro que María tiene luchas legítimas, pero la mayoría de sus problemas provenían de la preocupación. María se preocupaba tanto que se ponía enferma, temerosa e insensible.

Se dice que casi el 85% de lo que nos preocupamos probablemente nunca sucederá. ¿Entonces por qué somos propensos a preocuparnos? Nos preocupamos por la salud, la protección, la economía, la familia y muchas cosas más. La gran mayoría de nuestra preocupación proviene de nuestra imaginación y no de la realidad. Ley de la probabilidad nos dice que la mayoría de las preocupaciones probablemente no sucederán, entonces nos preocupamos por nada.

Dios nos dice “por nada estéis afanosos” y que deberíamos llevar todas nuestras preocupaciones a Él en oración tal como lo dice Pablo en Filipenses 4:6. Si no podemos cambiar la circunstancia entonces perdemos el tiempo preocupándonos por ello. Jesús dijo en Mateo 6:25-34 que no podemos añadirle un cabello a nuestra cabeza ni altura a nuestra estatura, ¿entonces por qué nos preocupamos tanto? La preocupación ha hecho que muchas personas tengan úlceras, paranoias, presión alta, ataques de pánico, falta de confianza en otros y muchos otros problemas médicos y relacionales que ni siquiera podríamos tocar superficialmente. Pero a pesar de ello muchos continuamos preocupándonos. Me gustaría hacerle una pregunta sobre sus preocupaciones. ¿De qué se está preocupando? Considere las verdades sobre las áreas en las cuales más nos preocupamos.

El Pasado

Lo que está en pasado no puede ser deshecho sin importar cuánto lo intente. Una vez oí que no puede aserrar el aserrín porque ya ha sido “aserrado.” Lo mismo se aplica a la preocupación. No puede hacer nada por ello, entonces déjelo así. Filipenses 3:13-14 nos enseña que olvidemos lo que está detrás, que nos extendamos a lo que está delante y que prosigamos a la meta.

Puesto que no puede hacer nada con respecto al pasado, puede olvidarlo o aprender de éste y luego olvidarlo. Hay veces en las que puede aprender del pasado para no repetirlo (para evitar otra situación similar). ¡Otras veces simplemente necesita olvidarlo! Ni el mejor pegamento en el mundo puede volver a pegar las piezas del pasado, entonces el preocuparse de lo que sucedió en el pasado es una pérdida de energía, tiempo y buena salud.

Lo Que No Tiene

Raras veces pensamos en las cosas que tenemos y tendemos a enfocarnos en lo que no tenemos. Muchos pasajes en la Escritura nos mandan que demos gracias (1 Tesalonicenses 5:18), que estemos contentos (Hebreos 13:5) y que disfrutemos o usemos lo que tenemos (1 Timoteo 6:17). Sin embargo pasamos mucho tiempo preocupándonos de lo que no tenemos. Si Dios quiere darle algo, es genial. Si no, esté contento con lo que tiene. Dios le ha dado exactamente lo que sabe que necesita, entonces no se inquiete por lo que no tiene. Haríamos bien si contásemos nuestras bendiciones y alabásemos a Dios por lo que nos ha provisto.

Preocuparnos por lo que no tenemos no nos ayudará a obtenerlo. La preocupación sólo nos volverá ingratos, menos felices y más miserables. ¡Sea agradecido por lo que tiene y deje de preocuparse por lo que no tiene!

El Problema y la Solución

Mayormente todo se puede resolver; simplemente tiene que buscar arduamente la solución. En una situación rara donde no es posible la solución lo que debe hacer es aceptar eso. Preocuparse por algo que no puede arreglarse es una pérdida de tiempo. Agote las soluciones antes de rendirse, pero si no hay solución, siga adelante.

Si pasásemos la mitad del tiempo que pasamos preocupándonos buscando una solución, probablemente resolveríamos el problema muy rápido.

Estoy convencido que muchos problemas se pueden resolver, pero debe encontrar una forma de hacerlo. Decida convertir lo negativo en positivo. Tal como dice el viejo dicho, si del cielo te caen limones, haz limonada.

Puede doblarse ante las tormentas de la vida o puede quebrarse. Cuando las cosas parecen no estar en su control, simplemente dóblese y vaya con la corriente.

Las llantas se han hecho para absorber los baches en la carretera. Si queremos vivir una vida pacífica entonces debemos aprender a absorber en lugar de pelear. Algunas veces simplemente tiene que “acomodarse a los eventos difíciles.”

La Oración

La oración es un sustituto excelente para la preocupación. La oración nos ayuda a sentir y saber que no estamos solos y nos ayuda a saber que podemos compartir nuestra carga con alguien más. Hay un Dios todopoderoso, omnisciente, que lo ve todo, que conoce la situación y está más que dispuesto a ayudar.

En Santiago 4:2 se nos enseña que no tenemos porque no pedimos. Podríamos no tener el consuelo y ayuda que necesitamos porque no le hemos pedido a Dios. Por supuesto que Dios lo sabe, ¿pero hemos pedido Su ayuda y guía específica durante este tiempo? A lo largo de la Escritura se nos dice que si pedimos podemos recibir. Todo lo podemos en Cristo (Filipenses 4:13), pero no podemos hacer nada sin Él (Juan 15:5). Si comenzamos a orar, dejaremos de preocuparnos.

Reprimir las cosas sólo nos dañará. Sin embargo compartirlas es mejor para todos, y la oración significa compartir con Dios.

Dios mismo nos ordena en 1 Pedro 5:7, “echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros.” ¡Esas son excelentes noticias! ¡Sus hombros son más grandes que los nuestros! Entonces en lugar de llevar todas las cargas, pesos y preocupaciones, quizás es tiempo de entregarlas a Él y permitir que las lleve.

Me encanta el viejo himno “¡Oh, Qué Amigo nos es Cristo.” La segunda estrofa resume el punto de esta sección:

¿Pasamos por pruebas y tentaciones? ¿Hay dificultades por todas partes?

Nunca nos desanimemos; llevémoslo al Señor en oración.

¿Hay algún amigo fiel con el cual compartir nuestras aflicciones? Jesús conoce nuestras debilidades; llevémoslo al Señor en oración.

La Crítica

Aprenda a no preocuparse por la crítica. La gente critica porque quieren sentirse importantes o verse mejores que los demás.

Cuando lo critiquen injustamente, sólo ríase internamente y no permita que eso lo afecte. No lo lleve al corazón. No permitamos que las críticas nos venzan, critiquémonos a nosotros mismos para que lleguemos a ser mejores en la mayoría de las áreas. Cuando sea reprobado y criticado aprenda de aquellos errores y llegue a ser una mejor persona.

Algunos de los hombres más grandes son aquellos que han aprendido de las críticas y han crecido a partir de las críticas. La crítica no es algo que tiene que destruirlo. Puede hacerlo una mejor persona si aprende y crece a partir de ella.

Nadie puede humillarlo o incomodarlo a menos que usted lo permita.

Está probado que el odio y el resentimiento lo destruirán. Sucumbirá ante la presión alta, problemas con el corazón y la ansiedad. El perdón es una gran medicina. Una vez oí que nunca nos parecemos más a Dios como cuando perdonamos a alguien.

Recuerde que como cristiano tiene que agradar a una Persona, al Señor. Usted canta, trabaja, vive y hace todo sólo para Uno. Como hijo de Dios ya es aceptado por Él. Es al único al que debería querer agradar.

¡Haga Algo!

Si no puede dormir porque está preocupado levántese y haga algo. Lea o trabaje hasta que quede cansado.

Ore. Pídale a Dios que lo proteja y piense en cómo es que tiene Su presencia. Cuando ore crea que Dios se encargará de la situación y confíe que lo hará.

Ocupe su mente y su cuerpo y su preocupación se disipará. Si puede divertirse probablemente olvidará la preocupación. El ejercicio funciona muy bien para la preocupación. Use más los músculos y menos la mente para hacerle frente a la preocupación. Enfocarse en algo constructivo nos ayuda a quitar los pensamientos destructivos que infectan nuestra mente.

Piense en otros. Deje de pensar en sí mismo. Se nos manda no buscar nuestro propio bienestar sino el de otros (1 Corintios 10:24; Filipenses 2:4). Ayudar a otros y pensar en otros hará que no pensemos en nosotros. Vaya a visitar a otros. Se dará cuenta que sus problemas no son tan grandes como pensaba que eran.

Cuando era niño recuerdo haber escuchado que una mente ociosa es el taller del diablo. Lo que muchas buenas personas estaban tratando de decirme era que necesitaba estar ocupado haciendo algo beneficioso en lugar de no hacer nada. Si no lo hago comenzaré a preocuparme, llegar a ser malicioso o llegar a desanimarme. Entonces en lugar de preocuparse simplemente haga algo por alguien más.

Si la mitad del tiempo que le dedica a preocuparse de sus problemas lo invirtiese resolviendo sus problemas no tendría esos problemas.

Trabaje y permanezca ocupado y no tendrá tiempo para preocuparse. Podemos abrirnos paso ante cualquier cosa si simplemente lo decidimos.

Piense Realísticamente

Muchos pensamientos perturbadores por los cuales nos preocupamos son cosas muy improbables e irrealistas. Tenemos dolor de garganta y pensamos que podríamos tener cáncer a la garganta. Alguien nos mira y pensamos y pensamos que nos va a robar. Nuestro hijo dice que tiene dolor de estómago y entramos en pánico. Nuestro automóvil no acelera como pensamos debería hacerlo y pensamos que el motor está malogrado y que pronto deberá ser cambiado. Se pueden dar muchísimas ilustraciones, y es probable que usted haya tenido estas suposiciones inadecuadas en algún momento u otro.

No puedo proporcionar un porcentaje exacto, pero estoy seguro de que muchas de las cosas por las que nos preocupamos probablemente no sucedan. Nuestra preocupación es vana y no realista. Es verdad, cosas malas les suceden a personas buenas, pero probablemente está pensando en demasía. Su automóvil probablemente continuará funcionando, los niños estarán bien, su garganta dejará de dolerle y no va a sufrir algún robo. La preocupación no cambia su realidad; frecuentemente hace que todo parezca peor.

Cuente Sus Bendiciones

Estoy convencido que nos preocupamos demasiado porque estamos pensando demasiado en nosotros mismos y vemos lo negativo en lugar de lo positivo. Contar nuestras bendiciones puede ser muy simple, pero si en verdad nos detuviésemos para enumerar todo lo que tenemos, probablemente veríamos cuán bendecidos somos y cuán tontos somos por preocuparnos. Dese un momento ahora mismo. ¡Sí, ahora mismo! Dese un momento y escriba todo lo que tiene. Estas son algunas cosas que pienso que tengo. Espero que esta lista le dé ideas: una esposa, Dios, un hogar en el cielo, una casa, mis hijos, una Iglesia, amigos, la Biblia y mi familia extendida. Ahora es su turno.

Si forzase y entrenase a su mente para que piense en las muchas bendiciones que posee, no tendría muchas razones para preocuparse. Si quiere cambiar la forma en que siente, tiene que cambiar la forma en que piensa.

Si quiere ser feliz y no estar preocupado, concéntrese en el 90% de lo que está yendo bien y no en el 10% que está yendo mal.

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