Si el pastor no crece, se volverá un hombre débil.

Tome tiempo para orar y estudiar y preparar. Si el mensaje es de pequeño costo para el predicador, será de pequeño valor para la congregación.

En alguna parte, el pastor debe elegir un lugar donde pueda encontrarse a si mismo, con su Biblia y con todos sus otros libros y estar horas y horas preparándose…

Cuando me levanto en las mañanas, voy inmediatamente a mi estudio. Guardando estas preciosas horas de la mañana a través de los años he agregado casi toda una vida de maravillosa concentración y preparación para mi esfuerzo homilético. Otra bendición de tener el estudio en casa es que puedo estudiar en la noche, recuperando las horas que he perdido a causa de las exigencias que inevitablemente se presentan en un pastorado. Mi programa diario es muy simple. En la mañana estudio, en la tarde hago el trabajo de la iglesia y en la tardecita atiendo las reuniones de la congregación. Cuando pierdo esas horas de la mañana a causa de una exigencia, trato de recuperarlas en la noche. Ese mensaje que desarrollo para mi gente es todo-importante.

Para mi, la mejor manera de predicar es tomar la Biblia libro por libro, sección por sección, párrafo por párrafo, versículo por versículo, y proclamar su significado a la congregación con énfasis y convicción ¡”Así dice el Señor”! Un día en Dallas empecé predicando en Génesis 1:1 y fui a través de la Biblia hasta el último versículo de Apocalipsis. Me llevó 17 años y 8 meses pero fue positivamente el estudio más premiado de mi vida.