“ÉL NO LOS HA ESTORBADO” 1 Samuel 3.13
Estas no fueron las palabras de un policía a un padre, o de un maestro a un padre. Fueron las palabras de Dios con referencia a Elí, pues no había estorbado el pecado y el libertinaje de sus hijos. ¿Por qué un padre no estorba a sus hijos cuando hacen mal? ¿Qué es lo que nos paraliza e impide que hagamos algo para que nuestros hijos no se autodestruyan? Puede haber muchas razones:
- Temor: Tememos perder el amor o el respeto de nuestros hijos. Será así, si los corregimos de forma inapropiada.
- Desconfianza: No creemos que Dios hará algo si obedecemos Su Palabra. Ella nos dice claramente que, si no disciplinamos a nuestros hijos, no los amamos (Proverbios 13.24).
- Pereza: La sola idea de tener que hablar con nuestro hijo, averiguar qué pasó, enseñarle…todo eso nos desalienta y preferimos pasarlo por alto…una vez más.
- Permisividad: Pensamos que dejarles hacer lo que quieren es expresar amor. ¡Error! Ellos, más adelante, dudarán de nuestro amor, pues asocian amor e importancia con nuestra preocupación de que hagan lo que es correcto.
- Obsesión por nuestro trabajo: Parece que este era el problema de Elí. Era un gran predicador y un excelente sacerdote. Cada año entraba al lugar santísimo para ofrecerán sacrificio por los pecados de Israel. Juzgaba y enseñaba al pueblo, servía en el tabernáculo y atendía las necesidades del pueblo. PERO ERA UN PADRE MUY PASIVO E INDIFERENTE QUE CONSENTÍA A SUS HIJOS (2.12-13). No se menciona que fuera un mal sacerdote, pero sí un mal padre. Pero podemos aprender de sus errores…y evitarlos. ¿Cómo comenzó todo?
Samuel no reconoció la voz de Dios. Pero Elí tuvo suficiente discernimiento como para saber que era Dios quien quería comunicarse con Samuel. Pero las noticias no eran las mejores. Le dijo algo que Elí ya había oído antes (2.27-36)
PRIVILEGIOS DE ELÍ
Tanto los hijos de Elí como Samuel no conocían a Jehová, pero el contexto hace una gran diferencia: Samuel no conocía al Señor por la ignorancia de su juventud, pero Ofni y Finees porque eran réprobos, obstinados y carnales. Moralmente, eran hipócritas y fracasados. No conocían al Señor a pesar que se habían criado en los mismos recintos de la casa del Señor, en medio de las alabanzas y los utensilios del templo.
Según la ley de Moisés, ellos debían quemar el sebo como una ofrenda, y tomar del altar lo que no hubiera sido quemado. De esta manera habrían de recibir lo que el Señor les daba. Pero los indignos hijos de Elí desafiaban el mandato de Dios y guardaban los mejores pedazos de carne para su mesa (1 Samuel 2.15-17).
La cosa empeoró, pues se aprovechaban sexualmente de las mujeres que venían a adorar al Señor. ¡Y Elí lo sabía! (2.22). Su responsabilidad era hacer justicia en nombre de Dios. Estos hombres debían haber sido llevados a las afueras de la ciudad y ahí apedrearlos hasta morir. Pero lo que recibieron fue una leve reprimenda (2.23-25).
Pero finalmente puso su Palabra final de juicio en los labios de un inocente niño (3.12-14). Elí fue demasiado complaciente. “No puedo hacer nada con estos muchachos. Han sido rebeldes siempre, y yo estoy muy ocupado. Tengo demasiadas cosas que hacer, que seguramente Dios lo entenderá”. No, Dios no lo entenderá.
Samuel le contó todo a Elí. Pero su respuesta aún es muy pasiva (3.15-18). Debió haber dicho “¡Basta! Oí suficiente. Voy a hacer exactamente lo que Dios dice en Su ley. Aplicaré justicia con estos muchachos. Mi negligencia terminará ahora mismo. Cuando muera, moriré siendo obediente a Dios”. Pero ese no era el estilo de Elí. Cualquier familia, bajo esas circunstancias, puede desintegrarse. Ninguna es inmune. Pero saquemos algunas conclusiones sobre este hombre, y el triste final de sus hijos, quienes al final murieron (4.11).
UN HOGAR ESTÁ EN PROBLEMAS CUANDO LOS PADRES SE OCUPAN MÁS DE SU TRABAJO QUE DE SU FAMILIA
Elí era un sacerdote muy atareado y un juez muy respetable. Estaba involucrado en el servicio público. El servicio público no era su punto débil. Dios no dice nada al respecto.
El problema era que no le dio a sus muchachos la clase de atención que le dio a Samuel. Sus hijos fueron cayendo, pero Elí no le dio importancia ni tampoco los corrigió. ¡Pero su trabajo lo hacía muy bien!
¿Estás dedicando demasiado tiempo a tu trabajo? Sé que es importante, pero no es lo más importante. Quizás les repites todos los días a tus hijos que son importantes, pero si pasas tiempo con ellos, no lo sentirán. Ellos necesitan SENTIR que son importantes.
UN HOGAR ESTÁ EN PROBLEMAS CUANDO LOS PADRES NIEGAN LA GRAVEDAD DE LAS ACCIONES DE SUS HIJOS
Elí sabía que sus hijos eran malvados, ¡pero no hizo nada!. Hay padres que se niegan a ver la realidad y que no reconocen que sus hijos tienen serios problemas con respeto, sexo, pornografía, mentira, flojera, soberbia, conductas que la mayor parte de personas considerarían una señal de advertencia. Pero actúan como si la crisis pudiera resolverse por sí misma, solamente con un poco de paciencia.
Si permites que tus hijos crezcan para hacer algo, ya habrá sido demasiado tarde (Proverbios 19.18). Si tus hijos son mayores, acepta tu responsabilidad por tus malas decisiones, y después haz lo que sea necesario para rescatarlos. Nunca es tarde para hacer lo correcto.
¿Estás siempre defendiendo a tus hijos? ¿Estás permanentemente excusando su negligencia o falta de responsabilidad? ¿Estás ocultando sus errores? Permite que asuma las consecuencias de sus actos.
UN HOGAR ESTÁ EN PROBLEMAS CUANDO LOS PADRES NO RESPONDEN A LAS ADVERTENCIAS
Escucha a los maestros de tus hijos. Toma en serio los primeros informes y actúa de inmediato. Escucha a su líder o supervisor. No te apresures a salir en defensa de tu hijo. Por lo menos dedica tiempo a escuchar el informe completo. Haz preguntas directas y espinosas.
Luego, toma tiempo para reflexionar al respecto. Si piensas que puede ser verdad, investiga más y haz todo lo que sea necesario para asegurarte de resolver el problema. No seas impulsivo en tu reacción, ¡pero tampoco como Elí! No hizo caso al hombre de Dios que vino a verlo (2.27), y después pagó caro su negligencia.
¿Permites que los demás te digan cosas negativas de tus hijos? Quizás nos molesta, pero si vienen del profesor de la escuela, o de sus líderes, y lo hacen con amor, por lo menos toma el tiempo para prestar atención e indagar.
UN HOGAR ESTÁ EN PROBLEMAS CUANDO LOS PADRES JUSTIFICAN LA CONDUCTA INCORRECTA
Esto nos convierte en parte del problema. Elí participaba de la conducta de sus hijos. Lo sabemos porque sus hijos engordaban con la comida que robaban del altar (2.29). Elí justificó y disculpó los pecados de sus hijos al comer la carne que había sido robada del altar.
Escuchar la verdad no es suficiente. La acción es esencial. En muy raras ocasiones Dios bendice por sólo haberlo escuchado. Problemas como los de Elí no se resuelven por sí solos, sino que se multiplican y se hacen mayores con el paso del tiempo. Los actos intencionales de rebeldía y los problemas carnales que permites y no resuelves, se convertirán en muy malos regalos de boda.
Dios consideró un fracaso a Elí como padre, y lo juzgó por esto. ¿Qué necesitamos hacer? Estorbar a nuestros hijos cuando hacen lo malo. Quizás, si son mayores, no podremos impedirlo, pero podemos estorbarlos. Si son pequeños aún, ¡podemos impedir y estorbar! Dios tenga misericordia de nosotros y nos dé el valor y la decisión de enseñar, corregir y confortar el corazón de nuestros hijos.
(Resumen por Miguel Murillo del capítulo 6 del libro “Historias Fascinantes de Vidas Olvidadas”, de Charles Swindoll, Editorial Mundo Hispano).
eXCELENTE ESTUDIO, DESEO MAS CONSEJERIA EN CRIANZA DE ADOLESCENTES