1. No predique el mismo sermón una y otra vez. 2. No se descuide de preparar el sermón cuidadosa y devotamente. Que nada interfiera con el estudio y el tiempo de preparación. 3. No sobre estime la capacidad de su gente de aprender. Si usted enseña la Palabra mientras predica, ellos aprenderán enormemente.

4. No hable sobre el entendimiento de la congregación. 5. No esté fuera del púlpito demasiado. Algunas veces unas pocas veces es demasiado. 6. No predique todo de notas si es posible. 7. No pasee por todo el lugar. Tenga un pensamiento definido expresado en un mensaje definido, que lleve a una meta definida. Organice bien el sermón. Muévase con lógica de un punto al otro. 8. No sea pomposo en el púlpito. En cada manera ante Dios muestre profunda humildad y deferencia. 9. No trate de brillar como un mago en las cosas espirituales. Es Dios quien obra los milagros. Dé todo el pensamiento, honor, mensaje, resultados, gloria y alabanza a él. Magnifique al Señor Jesús, no a usted mismo. 10. No se olvide de compartir los servicios públicos con todos los otros posibles, sea en la plataforma del púlpito o a través de participación de la audiencia. No busque hacer todo usted mismo. 11. No trate de ser alguien más. Sea usted mismo. 12. No se olvide de alabar al Señor agradeciendo por todo. Que la adoración pública tenga el sonido, tono y atmósfera. 13. No se olvide de los perdidos. Predique para ellos. No se olvide el daño en el corazón. Ellos están siempre presentes. Confortelos y déles fortaleza. No se olvide del joven. Son la esperanza del mañana. No se olvide del anciano. Ellos construyeron los cimientos sobre los cuales estamos parados. Manténgalos a todos en su corazón, en sus oraciones y en sus sermones. 14. No se olvide de tener un pañuelo con usted en el púlpito. Revise su bolsillo para ver si lo tiene. 15. No sea pedante, usando siempre las mismas gastadas, negativas, vulgares, estereotipo y exhasutivas expresiones. 16. Evite gestos de distracción. 17. Evite expresiones de la cara que no se asemejan con el punto que está enfatizando. 18. No sea falso intelectual. 19. No acepte compromisos los sábados de noche, en especial a horas tardes. Esté pronto para el otro día. 20. No se atemorice por los servicio inusuales. En vez de una iglesia llena en días de fiesta, tome ventaja de la situación colmando la casa con una producción dramática, un programa musical, o miles de otras cosas que envuelven el interés de mucha gente. 21. No permita que la hambrienta oveja que viene al servicio en la iglesia, se vaya con hambre y falto de alimento. 22. No diga un chiste al referirse al Señor y al Espíritu Santo en el púlpito, o en cualquier otro lado.

23. No avergüenza a otros en publico.

24. No tome ventajas de su gente en el púlpito. 25. No predique en sus oraciones publicas. 26. No tenga temor de pararse por la verdad. Spurgeon era un profundo conocedor de las varias controversias teológicas en la religión del mundo. No tenía temor de pelear con el enemigo. El introdujo un diario mensual, “The Sword and the Trowel” (La espada y La Cuchara de Albañil). Este titulo fue adaptado del programa de reconstrucción de las paredes de Jerusalén de Nehemías. La espada indicó su batalla con el enemigo, mientras que la cuchara figuró los bragas rotas en la pared del mundo religioso. 27. No se desanime por los impedimentos personales. Todos los tenemos. La fortaleza de Dios es perfeccionada y honrada en la inherente debilidad de los humanos.

• Moisés no podía hablar.
• Jeremías era temeroso.
• Pedro era pecador y volátil.
• Pablo tenía un aguijón en la carne. Wesley era diminuto.
• Moody era indocto.
• Whitefield era afligido con asma (murió de un ataque de asma después de predicar un sermón).

Es Dios. “El que hace….., y a sus ministros llama de fuego”. (Heb. 1:7).